“El Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Río Negro se expidió. La inconstitucionalidad de la Ley N° 5084 no habilita que Las Grutas se escinda de San Antonio Oeste y el Puerto.”
Esa es la noticia que quedó flotando en el aire o mejor dicho, en el mar.
Bien. ¿Entonces? ¿Es tiempo de celebrar? ¿Es tiempo de salir a rivalizar y competir?
Ese es el cuestionamiento: qué debemos hacer ante esta controversia en la que Las Grutas, San Antonio Oeste y el Puerto vieron comprometidos su porvenir.
Al respecto, no todos piensan lo mismo. Seguramente algunos pueden sentirse enojados, indignados, molestos y otros quizás, aliviados o conformes. Y hay quienes a los que tal vez, esta discusión les sea indiferente. Y se habla de discusión y no de pleito. No es lo mismo. Si se mira hacia atrás, puede que todo esto haya sido necesario para que la comunidad hoy piense y reconsidere una nueva dirección, porque efectivamente el crecimiento y el tiempo, que no se detienen, está llevándola hacia un lado y hacia otro sin brújula que la guíe. Quizás en este tiempo de desencuentros y de sólo tratar con una posibilidad de encaminarse, se obviaron otras perspectivas potencialmente mejoradoras del destino común que tiene este particular Golfo.
Humildemente creo que estamos en el momento de aunar esfuerzos y recursos. Sí, esfuerzos mancomunados y de recursos genuinos que no les pertenecen a nadie en particular y a la vez son patrimonio de todos. Posiblemente los perfiles de desarrollo de cada punto sean diferentes uno de otro, pero comprender que necesariamente no deben ir por caminos separados responde a la idea de sumar. Siempre y cuando la suma dé un resultado positivo, se entiende que no habría razón alguna de intentar restar, dividir o separar. Y la suma en este contexto, equivale a configurar y ambicionar una verdadera integración más allá de lo económico, que surja de la profundidad del sentimiento de pertenencia y de lo cultural, para acercar diferencias y lograr la convivencia armónica en un marco de mutuo respeto.
Es tiempo de escuchar reclamos, proponer soluciones, de consensuar ideas, de conciliar viejas deudas y algún que otro resquemor para sanar heridas… Y de avanzar. De crecer. De idear e imaginar un futuro promisorio que sí es posible.
Es tiempo, reitero, de repensar y ahondar en los intereses y roles que se movieron en este escenario, para descartar aquello que afecte al presente y también al futuro de las generaciones que vendrán; no olvidando, sino recordando cómo se engendraron y qué ideas movieron todo crecimiento en las tres localidades.
Hoy podría decirse que Las Grutas está casi como al inicio de generarse esta situación, pero no es así. Este movimiento hacia atrás en la carrera del despegue y del progreso tal vez haya sido necesario para examinar detalladamente cuál es el objetivo y hacia dónde mirar, hacia dónde dirigir el esfuerzo.
Seguir un sueño que incluya a todos y no excluya a nadie, ser un destino para todo visitante o para quien quiera trabajar en pos de una región abundante de posibilidades. Ser un polo productivo, social y cultural inmensamente rico y a la vez único, cualidades que se dan justamente, por su condición plural y diversa.
Hoy es tiempo de observar la oportunidad excepcional que se nos presenta para conformar una propuesta en común sobre esta región, superando las diferentes identidades con la diversidad de proyectos que generen un horizonte promisorio y sustentable por generaciones.
Pero todo esto no implica no reconocer los errores, de la falta de políticas integradoras, planificadoras y de los muchos reclamos sin atender por parte de los gobernantes y de quienes tuvieron y tienen la responsabilidad de dar respuesta, lugar en el cual por su puesto me incluyo desde mi rol en el concejo deliberante.
No siento, insisto, que sean momentos de festejos por parte de quienes querían la integración, ni de tristezas para aquellos que pretendían la municipalización.
Sí entiendo que mi obligación y compromiso es trabajar fuertemente para promover un reencuentro, para dotarnos de la mayor capacidad que se requiera para encontrar el camino hacia un futuro mejor.
Todos conocen que mi postura fue siempre integradora, entendiéndola como lo que debió ser durante todos estos años, por lo mismo es que nunca dejé de reconocer los legítimos reclamos. Hoy no puedo dejar de mencionar que durante mucho tiempo existió una mayor rivalidad y me atrevo a decir que muchas veces equivocamos el camino en nuestras expresiones; por lo mismo es que también es tiempo de expresar mis disculpas; hoy reconozco que con el correr de los años fuimos moderando las distintas posturas y eso nos pone sin lugar a dudas, en un escenario totalmente diferente y que demuestra un crecimiento importante.
Por último, quiero reconocer la lucha y el trabajo militante de cada uno de los vecinos que defendieron ambas posturas, dejando en claro que indudablemente la política no estuvo a la altura de las circunstancias y asimismo, nos colocó ante este nuevo desafío que tenemos por delante, todos juntos.-
Concejal José María Clemant – Juntos Somos Río Negro