Florencia Yunes vive en la localidad neuquina de Zapala y, como lo hace hace 17 años, decidió pasar las vacaciones con su familia en Las Grutas. Esta vez el sabor de la experiencia fue amarga.
El sábado pasado a las 10 de la mañana estacionó su auto, un Volkswagen Vento de color azul, en la avenida principal. Pagaron el estacionamiento medido y bajaron a la playa con el mate y el termo para esperar la hora de entrega de la casa que alquilaron.
«Nos olvidamos la documentación y el dinero, así que le dije a mi marido que subiera a buscarlos», relató. Después de 40 minutos de disfrutar del mar, subieron por la tercera bajada porque había empezado a llover. Uno de sus dos hijos abrió el baúl, retiró la mochila y preguntó por las valijas. «Están en el baúl», le respondió su madre. Pero las valijas que tenían ropa para 15 días ya no estaban.
«Sinceramente estoy muy triste. Hace 17 años que vengo a Las Grutas» inmediatamente hicieron la denuncia.
«La verdad es que estoy muy triste. Hace 17 años que vengo a Las Grutas», se lamentó y cuestionó el accionar de la policía. Dijo que «fue muy lento, esperé media hora mientras hacían otras cosas sin tomar en cuenta lo mío».
Además, le dijeron que era difícil identificar a las personas que se ven gracias a las cámaras de seguridad «porque estaban sucias».
Florencia contó que no tuvo novedades, lamentablemente. La llamaron de la Brigada de Investigación, «pero después escribí a ese teléfono y me clavaron el visto».
El jueves finalizan sus vacaciones que, esta vez, tuvieron un sabor agrio. «Decidí contar lo que pasó para que seamos más prudentes. Yo ahora miro para todos lados».
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