En una encendida exposición durante la banca abierta del Concejo Deliberante de San Antonio Oeste, la vecina de Las Grutas, Gabriela Latorre, planteó una serie de reclamos vinculados con la problemática de la superpoblación de perros y gatos en la localidad, y pidió a los concejales definir oficialmente la situación de su refugio particular, que funciona desde hace más de dos décadas en su domicilio.
Latorre centró su intervención en la ordenanza N° 5487, recientemente aprobada, que crea el rubro comercial de “guardería canina privada”. Según explicó, el texto de la normativa deja fuera de esa categoría a los refugios, los criaderos, los centros de adopción y las clínicas veterinarias, pero no define con claridad qué se entiende por refugio, lo que genera —según su análisis— un vacío que podría afectar a quienes, como ella, dedican su vida al rescate y cuidado de animales abandonados.
“Vengo a hablar básicamente del tema de la ordenanza 5487, que fue aprobada hace poco, y sobre un punto en especial que consta en el artículo 3, el cual crea el rubro comercial de guardería canina privada. Me voy a detener en el espacio referido como refugio, dado que no está definido en la ordenanza qué es un refugio, y necesito imperiosamente que se determine qué significa para ustedes, concejales, ese concepto”, expresó Latorre al inicio de su intervención.
“Hace 24 años que rescato perros de la calle”
Latorre relató que en su casa de la calle Mamuel Choique funciona desde hace 24 años un refugio informal, en el que actualmente conviven 14 perros, aunque por allí —dijo— han pasado “muchísimos animales” a lo largo de los años.
Explicó que su tarea nació como una respuesta a la “vulnerabilidad extrema” en la que se encuentran muchos perros y gatos abandonados en la zona: “Ellos fueron recogidos por mí, sacados de la calle, maltratados, enfermos, atropellados o encontrados en el basural. Nunca hubo un límite ante la necesidad. No puedo contabilizar cuántos perros han pasado por mi casa, pero sí puedo decir que fueron muchísimos y que en muchas situaciones pude conseguirles buenos hogares”.
La vecina destacó que su refugio no tiene fines de lucro, aunque en los últimos tiempos comenzó a ofrecer un servicio de guardería canina para generar ingresos que le permitan sostener la alimentación y atención veterinaria de los animales. En ese sentido, mencionó también a Vanina Pereyra, otra rescatista local que desarrolla una tarea similar y no pudo asistir por motivos laborales.
“No hace falta detallar la cantidad de dinero que se necesita para sostener estos espacios y, sobre todo, la alimentación de los animales que viven en ellos”, remarcó.
Crítica a la falta de políticas públicas
La expositora fue contundente al cuestionar lo que considera una falta de planificación y control por parte del gobierno municipal respecto del problema de la superpoblación canina y felina.
“Lamentablemente, no tengo esperanzas de que por el camino que vamos podamos reducir el número de animales porque veo que se perdió el rumbo. Perdimos el objetivo y solo caminamos por un laberinto que no lleva a ningún lado”, dijo, y agregó: “No es castrando la miseria que se está castrando hoy como se logra combatir esta problemática. Esto es una batalla, y nunca lo entendieron”.
Latorre también cuestionó el uso de los recursos públicos destinados al área de zoonosis, señalando que “van a parar a donde no se debe” y que las campañas de castración y adopción son insuficientes. “Hay pocas castraciones, poca oferta de adopciones para los perros de los caniles municipales, y no hay un plan real. La ordenanza podría ser una herramienta, pero tampoco se respeta. ¿Qué pasa con la Secretaría de Gobierno, que no baja los lineamientos en este sentido?”, se preguntó.
“Esto es un problema de salud pública”
La vecina de Las Grutas advirtió sobre las consecuencias sanitarias y sociales de la falta de control poblacional, recordando incluso episodios trágicos, como la muerte de Paola Dorado, una turista que perdió la vida años atrás al esquivar con su automovil una jauría proveniente del basural.
“Ese año murió una vecina porque se le cruzó cuando circulaba por la ruta, una manada de perros del basurero en busca de agua. Este año puede pasar lo mismo. Esto es un problema de salud pública que no se está atendiendo. No tiene que ver con ofender a nadie, sino con la realidad que vemos todos los días”, sostuvo.
Asimismo, mencionó la existencia de focos de reproducción incontrolada, especialmente en el basural municipal, donde —según afirmó— “salen camadas enteras de perros” en busca de alimento y agua. “No es un invento nuestro que están saliendo camadas y camadas de perros del basural. Es una realidad y todos lo estamos viendo. Hay una infraestructura que creció —vehículos, sedes en San Antonio, en Las Grutas—, pero no hay resultados concretos”, añadió.
Pedido al Concejo y llamado a la empatía
Latorre cerró su exposición solicitando al Concejo Deliberante que resuelva oficialmente si su espacio puede ser considerado un refugio y que convoque a una reunión específica sobre zoonosis para abordar la problemática desde una perspectiva integral.
“Pido que se establezca la consideración de si soy refugio o qué soy. Y, en segundo lugar, que se junten por este tema de zoonosis. Nosotros no solo nos preocupamos por los animales, sino por la comunidad. Las enfermedades zoonóticas son peligrosas, y algunas pueden transmitirse a las personas”, advirtió.
Finalmente, apeló a la empatía y solidaridad de los funcionarios y de la sociedad en general: “Traten de mirar con más atención y empatía. No podemos dar la espalda a estos seres sintientes que dependen de nosotros. Necesitamos un poco de paz, como lo garantiza la Constitución en su preámbulo. La superpoblación hace que cada vez haya menos adopciones. Hoy quienes podrían adoptar no pueden hacerse cargo o no saben lo que implica tener un animal. Por eso los vemos después tirados otra vez en la calle”, concluyó.


