El ministro de Desarrollo Económico y Agroindustria de Río Negro, Carlos Banacloy, destacó el potencial de la olivicultura en la costa atlántica de la provincia, principalmente en San Antonio, Las Grutas y el Puerto del Este, resaltando el compromiso y la innovación de los productores locales frente a los desafíos económicos y climáticos.
Durante una reciente entrevista en FM HOY 91.5 mhz, Banacloy subrayó que la producción olivícola en la región ha demostrado tener una calidad superior, despertando interés de importantes inversiones nacionales e internacionales. “A pesar de la política y la macroeconomía, el emprendedurismo argentino no tiene límites”, afirmó, destacando que la ubicación estratégica del puerto rionegrino y el creciente consumo mundial de aceite de oliva representan una oportunidad única para la provincia.
El ministro explicó que, aunque el consumo de aceite de oliva en Argentina es bajo, países vecinos como Chile triplican esta cifra. Este contexto abre una ventana de oportunidad para desarrollar la industria local, apuntando no solo al mercado interno, sino también al internacional. Además, mencionó que la popularidad de la dieta mediterránea y el cambio hacia hábitos de vida más saludables han incrementado la demanda global de aceite de oliva, especialmente en regiones como Asia.
Banacloy resaltó el aprendizaje adquirido al observar modelos exitosos en otras regiones con esquemas productivos mecanizados y técnicas avanzadas. “Queremos trasladar esa tecnología y conocimiento a nuestra provincia, buscando posicionar nuestros productos con valor agregado, como ocurre en la vitivinicultura”, señaló.
El sector olivícola no ha sido ajeno a los impactos climáticos globales, como las sequías en España y las inundaciones en otras regiones, que han provocado un alza considerable en los precios internacionales del aceite de oliva. Según Banacloy, esta situación debería estabilizarse en los próximos años, pero destaca que estos precios marcan un “piso” para el valor del producto, mientras el verdadero potencial reside en el valor agregado que se pueda generar a través de la calidad, los varietales y la identidad geográfica.
Para Banacloy la costa atlántica rionegrina se perfila como un actor clave en la producción olivícola, con un potencial que trasciende las fronteras “buscamos diversificar la matriz productiva de la región, también posicionar a Río Negro como un referente en el mercado internacional del aceite de oliva” concluyó.