HISTORIAS SANANTONIENSES. La historia registra que las noticias dadas por el Capitán José Ignacio Goicoechea al Comandante don Juan de la Piedra «de haber alcanzado una bahía por los 41º y medio de latitud, muy abrigada y de grandes proporciones y habiendo desembarcado, anduvieron varias leguas por tierra encontrando abundante leña y muchas aves pero que no pudieron hallar agua dulce», movieron al mismo para enviar al bergantín «Nuestra Señora del Carmen» al Teniente Pedro García para que fuera de nuevo a ese lugar.
Es así que el buque zarpó el 14 de Enero y comentaba el Teniente Pedro García las dificultades encontradas en la entrada por existir allí barras que quedaban casi en seco en baja mar, pero que el mismo lugar con marea crecida tenía más de cinco brazas de fondo. El navegante penetró en la bahía profunda el día 17 de Enero de 1779, día de San Antonio Abad, nombre que fue impuesto al lugar por el Teniente Pedro García.
Pasados los años cuenta el historiador Adolfo Fragoza que «recién en 1929 se construyó una modesta capillita que se denominó San Antonio. Posteriormente y para inaugurar la nueva iglesia en la Avenida San Martín, en 1923, se trajo la imágen de San Antonio de Padua, nombre de la actual iglesia y patrono de la ciudad».
Solamente el escritor René Henry Lefevbre menciona que «no he podido aclarar el motivo por el cual se festeja actualmente el Santo Patrono del pueblo el día 13 de Junio, día de San Antonio de Padua. ¿Habrá un San Antonio más grande que el otro, en el concepto de la grey devota, para justificar la substitución?»
«No es grave, porque de cualquier manera, nosotros tenemos fe en la «Comunión de los Santos». Pero rogamos para que San Pedro consiga siempre dejar conformes a nuestros dos venerados santos. Porque si llegásemos a ser motivo de pelea de santos, pobrecitos de nosotros los sanantonienses…!»
Para aclarar mencionaremos que San Antonio de Padua, Doctor de la Iglesia, nació en Lisboa. «Fue canónigo en Coimbra antes de ingresar en los franciscanos. Además de ser un gran teólogo, combatió contra la herejía de los cátaros, oponiendo una vida marcada por la pobreza, la plegaria y una ardiente predicación. Continuó su labor en el norte de Italia y el sur de Francia. Realizó numerosos milagros. Después se retiró a Padua, en Italia, donde murió a los 36 años con fama de santidad. Apenas once meses después de su mueerte fue canonizado. Es un santo con numerosas representaciones en la iglesia».
Menos conocido pero de vida más azarosa es San Antonio Abad, también Doctor de la Iglesia. «Ya de jóven, renunció al mundo y se retiró a la soledad del desierto de Tebas, en Egipto. Alló arrostró numerosas tentaciones que han inspirado tanto a pintores (Jerónimo el Bosco, Pieter Bruegel) como a escritores (Gustave Flaubert). Ejerció una gran influencia y muchos hombres solitarios fueron allí y se pusieron bajo su guía. Así se crearon numerosas comunidades de eremitas dirigidas por un abad. Poco a poco, se fue adentrando más en el desierto, donde vivió hasta superar los cien años de edad. No obstante, no dudó en abvandonar su soledad poara declarar, en el momento necesario, en contra del arrianismo. Se le representa como a un hombre mayor, vestido de estameña, apoyándose sobre un bastón en «T», el «tao» (símbolo del santo, a veces con la letra griega inscripta en el palo). Es un símbolo que incluso se encuentra grabado en monedas. Va siempre acompañado de un cerdo y lleva una campanilla, cuya presencia explica el Padre Cahier: «En la Edad Media, los antoninos (discípulos de San Antonio) se expandieron por todas partes para cuidar enfermos. Cuando los Ayuntamientos empezaron a redactar reglamentos varios, prohibieron que los cerdos vagasen sueltos en busca de comida. Pero esta prohibición fue levantada por caridad para los pobres; y los cerdos del hospital conservaron, únicamente ellos, el derecho a buscarse la vida como lo hacían antes, a condición de que llevasen una campanilla colgada del cuello».
Dos santos y dos historias diferentes vinculadas a la ciudad de San Antonio Oeste esas rarezas que hoy se destacan. (Jorge Castañeda. Escritor)