(por Jorge Castañeda*) A pesar de las bajas temperaturas y de algún temporal de viento y lluvia ver el mar es un espectáculo que conmueve.
Escuchar el ruido de las olas que vienen y van en su constante trabajar de alguna forma de adioses y de lejanías. Y cuando el sol brilla a pleno se puede caminar por sus calles y bulevares mirando los pájaros que desde los árboles nos saludan. Todo tiene su encanto.
Aparte que todo es más tranquilo. Pocos turistas. Menos ruidos. Y los comerciantes esperando la temporada.
Se puede –eso sí- tomar un café con crema o algún capuchino conversando con los amigos invariables de siempre. Y, cosa rara, tener toda la peatonal casi para uno solo.
También para saciar el apetito se puede acceder a algún restaurante o casa de comidas sin sacar turno ni hacer largas colas. Y por supuesto atemperar el frío con algún locro.
Si uno quiere y dispone de estipendio puede comprar en alguna tienda ropa de abrigo como pulóveres o camperas.
En este mes de Julio ya todo parece esperar la próxima primavera donde todo el paisaje cambia y las bajas temperaturas se atemperan.
Es también el invierno propicio para entrar en alguna librería y comprar libros que son los mejores amigos. Y si de libros hablamos acercarnos a la Biblioteca Piedrabuena para ver las novedades o adquirir algunos libros que siempre están en oferta.
Para los amantes del juego aunque no sean ludópatas está el Casino para pasar buenos momentos si uno sabe controlarse y jugar más delo que puede. Y es la estación ideal porque no hay tanta gente.
Sería una buena iniciativa que comerciantes, operadores turísticos y autoridades trataran de promocionar a Las Grutas en invierno porque también tiene sus bondades. Y de paso se alarga la temporada.
Es lindo desde las vidrieras de algún café ver el mar agitado y las olas inquietas por el viento. Todo tiene su encanto.
Si acaso es de tarde nada mejor que pasar por una panadería para comprar una docena de facturas para la merienda o tomar un buen chocolate con churros.
También se puede visitar los lugares históricos de San Antonio Oeste y el Puerto, que también tienen lo suyo.
A mí me gusta Las Grutas en invierno, porque para un escritor es el lugar ideal para trabajar. Las Grutas, cualquiera sea la estación es un bello lugar donde la mano de Dios fue pródiga. Junto con Valcheta son mis lugares en el mundo. (*Escritor – Valcheta)