El saliente presidente de los diputados aparece como el “bienhechor” de un gobierno, que en la consideración de los ciudadanos “está por el piso”. Como es lógico, aparecieron los que consiguieron una foto, esa que obtuvieron en los últimos meses, con el ex integrante de la UCD de los Alsogaray y líder del Frente Renovador.
Sergio Massa es liberal, hombre del establishment y representa en gran parte a los mercados que tuvieron a maltraer al presidente Alberto Fernández, estos últimos meses. Según lo que proponga, dentro del marco del cual esos mercados pretenden el manejo de la economía, le irá bien, sino en quince días a un mes, de igual forma puede ser fagocitado por esos “aliados”.
Los gobernadores le dieron el ultimátum a Fernández, ante el problema que surge en sus provincias, por la galopante inflación mensual, cuyo inconveniente determina que deben ajustar sus economías. Sus cajas agotadas, no pueden abordar, por ejemplo, la insistencia de los gremios estatales. Sucede en Rio Negro.
Esta semana, con intendentes y legisladores, el gobierno salió a respaldar el ofrecimiento, esa combinación en sumas fijas y porcentajes. Luis Vaisberg, en una conferencia de prensa, explicó la situación salarial rionegrina. Después la gobernadora defendió los números y posteriormente indicó que “hasta allí llegamos”.
No hubo nueva convocatoria, entonces los sindicatos emplazarán huelgas y protestas, lo votarán en sus próximas asambleas. Esta vez sí la cuerda se tensará al máximo. Las expresiones desde el ejecutivo dan a entender que estamos ante una nueva e intensa pulseada.
La oposición mientras tanto cargó sus cañones contra la compra del avión sanitario. Allí no solo afloran denuncias desde los rivales políticos, sino que también se observa que en esos cuestionamientos se metió la interna de Juntos Somos Río Negro.
El ejecutivo rionegrino observó preocupado las cataratas de críticas. Siquiera los medios de comunicación que le son afectos, lo han acompañado en este escenario del cual, no pueden salir más que a dar aclaraciones que a la comunidad ya no convence.
Justamente si de oposición nos referimos, sigue adormecida. Lo mismo sucede en el ejido sanantoniense. Retraídos, sin avanzar. Algunos solo se explayan en las redes sociales, como si fuera un positivo foro de discusión política y que induce al electorado.
En esto, el oficialismo se siente tranquilo. Sabe que no tienen antagonistas políticos que hoy marquen una senda de debates.
El partido gobernante municipal tampoco activa hacia la comunidad, más de lo que comúnmente efectúa. Descansa en la gestión que realiza el intendente. Como si eso solo bastara para triunfar en las urnas.
Lo que obra Adrián Casadei es lo necesario, lo que requiere la comunidad, que el residente demanda: servicios e infraestructura.
Pero el vecino no ve a funcionarios y representantes pasar por su casa. A ninguno. No ocurrió en todos estos años.
En nuestro país, como en nuestra zona, el descontento de los pobladores con el que está en política es perfectamente comprensible y justificado. Ese enfado se transforma en malestar en y con la política.
La única forma es hablar cara a cara. Ver su realidad, ocuparse de escuchar y de solucionar sus necesidades.
En el ejido sanantoniense algunos lo hacen. Si contamos con los dedos, sobran varios de una sola mano.