Esta semana, la esencia del provincialismo y su relevancia tomaron protagonismo en los medios de comunicación. El enfrentamiento entre dos figuras emblemáticas de la política argentina, Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner, se centró en un asunto que podría parecer local, pero tiene implicaciones nacionales. La disputa giró en torno a la figura de Alberto Weretilneck y su banca, una pieza clave para brindar quórum en el Senado.
La polémica escaló cuando el ex presidente Macri amenazó públicamente a Weretilneck durante un programa político transmitido por televisión por cable (por si se sienta a dar quórum). Esta provocación no fue bien recibida por el partido provincial, que se encuentra en un momento crucial electoralmente. Por su parte, la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner también entró en la arena, llevando el conflicto a un nivel de «toma y daca». Sin embargo, es importante destacar que ni Macri ni Cristina son candidatos en esta coyuntura, y ambos parecen encaminados hacia el ostracismo político en los meses venideros.
Mientras Macri traza planes para seguir manteniendo su influencia en la Ciudad de Buenos Aires a través de su primo postulante a jefe de gobierno, la vicepresidenta se enfocará en defender su persona y su familia en medio de varias causas judiciales pendientes, una de las cuales ya la ha condenado.
En este escenario, Weretilneck aprovechó la oportunidad para transmitir un mensaje de identidad rionegrina, una marca que ha impulsado en cada una de sus campañas. «En este país, lamentablemente en los últimos años, pareciera ser que uno tiene que estar de un lado o del otro. Si está de un lado, es bueno; y si está del otro, es malo. Y la verdad es que nosotros, como provincianos, estamos en donde nosotros queremos estar con nuestra propia identidad, nuestros propios pensamientos y nuestras propias ideas«.
Su habilidad negociadora, demostrada en momentos anteriores al colaborar tanto con el oficialismo como con la oposición en sus distintas versiones, es crucial para mantener la independencia frente a las boletas presidenciales. Este enfoque puede tener un costo político al enfrentarse con una única boleta local para retener su escaño en el Congreso.
Las PASO no son determinantes, sin duda marcarán la dirección de la política local. Cada lista opositora al provincialismo aspira a futuro ser protagonista en el entramado de poder provincial, con la mirada puesta incluso en las elecciones de San Carlos de Bariloche, programadas para el próximo 3 de septiembre.
En medio de la turbulenta situación política, social y económica que se avecina a partir del 10 de diciembre, Weretilneck arriesga su posición al poner en juego la banca de su actual candidato, Luis Di Giácomo, en las elecciones de octubre. Esto no solo es relevante para su partido, sino también para mantener su margen de entendimiento con la Casa Rosada y otros actores regionales.
Weretilneck destaca que el lugar de los dirigentes de Cambiemos está en un extremo, mientras que los del peronismo se ubican en el otro. Para él y su partido, representantes del interior del país, la defensa del federalismo y el provincialismo es su objetivo primordial. Que hayan sido protagonistas de debates políticos nacionales refuerza su convicción de que están en el camino correcto.
En este contexto, las elecciones no influyen en la de Bariloche. Mientras tanto, el partido JSRN se centró brevemente en las PASO, acelerando sus esfuerzos en la semana previa para promover el corte de boleta y alentar a los votantes a acudir a las urnas.
La población que participará en las elecciones ya ha tomado decisiones definitivas en cuanto a su voto, mientras que una significativa mayoría que no asistirá seguirá los resultados a través de los medios de comunicación.
Este escenario refleja la compleja y dinámica realidad política actual, en la que el provincialismo y las estrategias individuales de los líderes marcan el rumbo federal en contra posición con el centralismo que proponen los candidatos presidenciales. (Carlos Aguilar, editor)
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