Durante la segunda jornada se escucharon testimonios clave para reconstruir los últimos minutos de vida de Carolina Rivero.
La segunda jornada del juicio por jurados contra Elvio Pazos, imputado por el femicidio de Carolina Rivero, dejó en claro la ferocidad del ataque sufrido por la víctima aquella mañana del 30 de octubre de 2020 que recibió 37 lesiones y murió producto de una herida en el cuello que le seccionó la tráquea.
Este miércoles, tras la presentación de los alegatos finales de las partes, el jurado deberá pasar a deliberar en una sesión absolutamente secreta de la que surgirá su veredicto. Las 12 personas titulares que integran ese jurado, se reunirán con el juez Chironi que explicará lo que tienen que debatir.
Si el veredicto del jurado popular resulta ser de culpabilidad, se realizará una segunda instancia del juicio, que se realizará a mediados de abril, sin la participación del jurado sino a cargo del juez profesional, para debatir y definir el monto de la pena que corresponda aplicar al imputado declarado culpable.
Durante la segunda jornada del juicio, el informe de la médica forense Araseli Panetta fue concluyente. La profesional explicó que el cuerpo presentaba 37 lesiones punzocortantes «producidas por un arma blanca o similar», 3 de ellas profundas y las 34 restantes superficiales, el 90% de ellas ubicadas en la zona del cuello. Además, pudo constatar 5 «lesiones defensivas» en el antebrazo izquierdo y en ambas manos.
También se determinaron lesiones contusas con 3 hematomas: en el ojo izquierdo, en el cuero cabelludo y en ambos músculos temporales de la cabeza, moretones en el cuello y raspones, rasguños e «improntas de uñas clavadas en cuello».
Para Panetta, las evidencias le permitieron concluir que los golpes en el ojo y en la cabeza «suprimieron la resistencia de la víctima», fueron anteriores a la agresión en la zona del cuello, y que la «diversidad y cantidad de lesiones evidencia que la agresión se produjo mientras víctima y agresor se encontraban en movimiento» y que Carolina «se resistió todo lo que pudo».
Sobre el examen realizado a Pazos informó que se constataron distintas lesiones cortantes superficiales que serían «autoinferidas».
Por su parte el perito Héctor Castillo indicó que la agresión habría comenzado en la habitación y el desenlace ocurrió en el pasillo de la vivienda donde Pazos habría tomado desde atrás a Rivero y provocado la herida mortal en el cuello.
En el lugar del hecho se encontraron dos cuchillos de cocina, del tipo tramontina; otro de mayores dimensiones y una tijera, y ambos profesionales coincidieron que para la agresión se habrían utilizado al menos dos armas blancas.
Previo a esas precisiones de los peritos prestaron testimonio un taxista, ex compañero de trabajo de Pazos, quien lo trasladó en varias oportunidades en la madrugada del hecho; José y Frescia Rivero, padre y hermana de la víctima; quienes dieron cuenta la conflictiva relación entre Carolina y su agresor; y Elsa Altamirano, Adalberto y Juan Carlos Pazos, la madre, el padre y el hermano del imputado. (fuente rionegro.com.ar)