Ya son 69 cóndores devueltos a la naturaleza el marco del programa el «Retorno del Cóndor al Mar».
Tres majestuosos ejemplares de Cóndor Andino (Vultur gryphus) fueron liberados en las Sierras de Paileman, en las cercanías de la ciudad de Valcheta, como parte del conmovedor programa «Retorno del Cóndor al Mar». Esta iniciativa, que ha logrado devolver a la naturaleza a 69 aves en la costa del Atlántico, celebró su evento anual con una ceremonia realizada por comunidades mapuches de la región.
El director del Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA), Luis Jacome, expresó su alegría por este hito histórico y destacó la importancia de esta tradición: «Una vez al año, celebramos este hecho histórico que es el retorno del cóndor a la costa atlántica, y estamos muy felices de que estos tres pichones se sumen a este desafío». Jacome recordó que el PCCA inició hace 20 años en la costa atlántica y ha reintroducido 239 ejemplares en todo Sudamérica gracias a la colaboración internacional entre Chile y Argentina.
El cóndor andino, el ave voladora más grande del mundo, ha enfrentado una disminución en su población debido a la interferencia humana. «Mucha gente no sabe que el cóndor andino, exclusivo de Sudamérica, solía habitar las costas del mar. A partir de 2003, comenzamos a reintroducir la especie en esta área», explicó Jacome.
El rol del cóndor en la naturaleza es fundamental ya que actúa como un carroñero insustituible, limpiando el ambiente de animales muertos. «Con su poderoso pico puede abrir las duras carcasas y cuero de los animales muertos para que los pequeños carroñeros también tengan acceso», señaló Jacome. Además, la especie tiene un profundo significado en las culturas indígenas de Sudamérica, siendo considerada un símbolo ancestral y cósmico.
La ceremonia de liberación se llevó a cabo en colaboración con la comunidad mapuche local, que compartió su visión de valorar la vida y reconectarse con la tierra. «Esta ceremonia nos hace replantear cómo estamos viviendo, cómo estamos caminando, y nos hace reconocernos como hijos de la tierra», enfatizó Jacome.
Los tres pichones de cóndor, llamados Kawsarichiq (que significa «el que hace comenzar a vivir» en quechua), Newen (que significa «fuerza vital» en mapuzungun) y Llahue (que significa «hijo» en huarpe), fueron criados en cautiverio y aún no saben volar. «Son cóndores sin experiencia de vuelo, por lo que una vez liberados, necesitan de dos personas desde el amanecer hasta el siguiente amanecer siguiéndolos para asegurarse de que estén a salvo y proporcionarles comida durante las primeras 24 horas», explicó Jacome.
El programa se esfuerza por mantener el aislamiento humano para evitar que los cóndores se familiaricen con las personas, lo que garantiza una liberación y adaptación exitosa con una efectividad del cien por cien. La emocionante liberación de estos tres ejemplares representa un paso más hacia la preservación de esta especie icónica y el enriquecimiento de la biodiversidad en la costa del Atlántico.