“El Retorno del Cóndor al Mar” un programa de conservación que requiere pasión y esfuerzo

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A mediados del siglo XIX, naturalistas como Charles Darwin, Enrique Hudson y Perito Moreno, avistaban Cóndores en la costa Atlántica Patagónica, incluso tan al norte como la desembocadura del Río Negro. Esta imagen, que supo cautivar a los antiguos naturalistas, se había perdido con la extinción local de la especie durante más de 170 años.

Sin embargo, a partir de Diciembre de 2003, gracias a un esfuerzo internacional de conservación denominado “El Retorno del Cóndor al Mar” fue posible reintroducir la especie en su antigua área de distribución. Desde entonces, 51 ejemplares han sido liberados en Sierra Paileman, Departamento Valcheta, Provincia de Río Negro.

Gracias a intensos trabajos de campo y sofisticados sistemas de seguimiento de radio telemetría y transmisión satelital, sabemos hoy que están ganando día a día mayor experiencia de vuelo, llegando a recorrer distancias mayores a 600 km desde su lugar de suelta, uniendo la cordillera con el mar, evidenciando con sus vuelos los lugares clave para la conservación de estas fabulosas aves en la costa de Patagonia.

Una vez que las aves liberadas fueron madurando, en noviembre de 2009, fue posible descubrir, al estudiar los vuelos satelitales de los cóndores liberados, la ubicación de los primeros nidos de cóndor en la costa atlántica, después de 170 años de extinción de la especie en la zona.

El viernes 6 de septiembre, como publicaba este medio ayer, se llevó a cabo la suelta número dieciséis, en el marco del histórico evento de conservación denominado “El Retorno del Cóndor al Mar”, con el acompañamiento de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Río Negro. En esta oportunidad se liberaron 6 ejemplares de cóndores Andinos, alcanzando de esta manera los 57 individuos liberados en la costa del mar Atlántico, siendo hasta el momento la suelta más grande de Argentina.

El evento inició alrededor de las 10 de la mañana con una multitud de personas que arribaron desde diferentes puntos de la provincia a la casa de la familia Botana.

La apertura estuvo a cargo de Luis Jacome y Vanesa Astore, respectivos presidente y coordinadora del Programa de Conservación de Cóndor Andino, quienes relataron la importancia y el esfuerzo de la preparación de los ejemplares como así también el origen e historia de cada uno. Asimismo, se recalcó el importante rol que cumplen los asistentes de campos del Ecoparque de Buenos Aires quienes han asistido a los cóndores que han permanecido durante dos meses en recintos de liberación, fortaleciendo sus lazos sociales y familiarizándose con su nuevo hogar, antes de la suelta.

Finalizada la apertura se dio lugar al ascenso hasta la base de la plataforma para presenciar el ritual celebrado por parte de miembros de pueblos originarios y la liberación de plumas con un grupo de chicos que ascendieron a la plataforma de liberación.

Gracias al constante monitoreo de nidos, desde refugios camuflados, fue posible observar el nacimiento de los primeros pichones en vida silvestre y seguir la crianza por parte de sus padres. Estos pichones, una vez que comienzan sus vuelos, son capturados y marcados para también seguir y estudiar sus desplazamientos. Los sistemas de seguimiento incluyen el uso de microchips, bandas alares, transmisores de radio y transmisores satelitales a energía solar.

Esta moderna tecnología brinda valiosa información para comprender los patrones de sus desplazamientos, en un ambiente tan accidentado y aislado como es la meseta del Somuncurá. Ya son 10 los pichones nacidos en la costa del atlántico. Y el primero de ellos, bautizado Cayu, ya ha alcanzado, a diciembre 2016, plumaje de subadulto, característico con su borla blanca alrededor del cuello. El éxito de estos nacimientos y la supervivencia de los pichones consolidan los alcances del programa de conservación.

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