En el mes de junio la Dra. Magdalena Arias, becaria postdoctoral del CONICET e investigadora adscripta de la Fundación Azara, brindó una serie de charlas sobre “Ballenas Sin Fronteras”, eje de sus proyectos de investigación en el Golfo San Matías, con motivo de dar a conocer sus avances, situación poblacional y distribución, y como es la relación en el impacto del turismo con su avistamiento.
En características generales las ballenas francas, son animales muy grandes de entre 30 y 50 toneladas, equivalente a siete elefantes aproximadamente en cuestión de peso, los adultos pueden medir entre 12 y 18 metros, las hembras son más grandes que los machos, y no tienen aleta dorsal. Esta especie tiene la particularidad de tener una capa de grasa muy gruesa que le permiten navegar en aguas frías, sus crías al nacer miden entre 4 y 5 metros con un peso de 1 a 3 toneladas, tienen un crecimiento acelerado en las primeras semanas de vida, al ser un mamífero tienen dependencia de la madre que le proporciona toda la leche y la supervivencia.
Para distinguirlas los especialistas le observan las zonas de los patrones de callosidades, son piel engrosadas y colonizadas por ciamidos, estos callos están cubiertos por miles de crustáceos a los que se los conoce con el nombre de “piojos de las ballenas”, cada patrón de estas callosidades es único, es como su huella dactilar, y no cambia en toda la vida de la ballena.
Las ballenas francas pertenecen a los grupos de los misticetos, dentro de los cetáceos, es decir tienen entre 220 y 230 pares de barbas formadas de queratina con un largo de 2,5 metros, asociada a su alimentación que es por filtración y a base de pequeños crustáceos.
Las ballenas francas son migratorias y viajan grandes distancias entre sus zonas reproductivas y alimentación que pueden variar, su etapa reproductiva ocurre en las costas de los continentes y sus zonas de alimentación se encuentran en aguas abiertas en zonas subantárticas. Su migración está muy relacionada con su ciclo reproductivo, en invierno cuidado de la cría y reproducción, y en el verano la alimentación, estas ballenas tienen una sola cría cada 3 años, con 1 año de descanso.
Los grupos que se acercan a las costas son de cópula, madres con crías e individuos solitarios pueden ser machos o hembras.
En esta zona del Golfo San Matías se realiza el proyecto de investigación de tendencia poblacional y distribución de la ballena franca, en estos últimos años se comenzaron a ver más ballenas en otros puntos de la costa Argentina, entre ellas la provincia de Río Negro.
Desde el 2014 se encuentran obteniendo datos hasta el día de hoy, y se empezó a saber que la estacionalidad en esta zona es entre agosto y principio de octubre, su distribución es segregada entre los golfos de Rio Negro y Chubut.
Lo que se viene viendo en Chubut es que la tasa de crecimiento viene desacelerando, años atrás se veían más ballenas con una gran diferencia, hoy se ven ballenas pero la diferencia de un año a otro es menor, en cambio en el Golfo San Matías la tasa de crecimiento es del 8% y 13% es grande, esto se debe a una inmigración de ballenas de otras zonas reproductivas con una probabilidad que la mayor cantidad de ballenas están viniendo de la zona de Península Valdés.
Entre otros estudios analizan el impacto del turismo en el avistamiento de las ballenas francas en la Bahía de San Antonio, en esta zona se abordó su desarrollo sustentable desde el inicio, la actividad comenzó a desarrollarse en el 2012 y en simultáneo comenzaron a desarrollarse los estudios de impacto. A partir de trabajar con las empresas que realizan avistamientos y observadores a bordo, se desarrollaron una serie de recomendaciones de acercamientos para los distintos grupos y al utilizar las maniobras recomendadas no se tienen efectos en el comportamiento del animal. Actualmente se encuentran trabajando en un plan de manejo para la actividad.