Historias de buzos. Del trabajo que deben realizar cuando buscan los productos. En silencio. Casi en soledad. Ahí donde solo los más capacitados se atreven. Zona de pesca. Muy temprano las embarcaciones zarpan. Dan las 4.30 de la mañana y el frío no invita a nada más que a permanecer al resguardo. El motor se enciende. Como también se encienden las esperanzas.
Navegación. Sobre el banco de “panopeas” (almeja generosa) comienza el trabajo. Son 15 metros de inmersión. Ahora escucho a Cristian “Ananá” Sánchez decir: Un buzo que esté en buenas condiciones físicas está haciendo entre 6 y 8 cajones por hora, dependiendo del lugar y la visibilidad. Para la vieira aproximadamente tardamos en juntar un cajón 4 minutos.”
“Trabajamos durante 2 horas 20 minutos y tenemos que descomprimir 14 minutos a medida que sube la marea y más permaneces en el fondo más tiempo es el de descompresión. Lo vamos regulando para tratar de descomprimir menos. Hace mucho frío y en determinado momento se siente. Es importante tener un buen traje y que en lo posible sea nuevo sino es imposible trabajar
Buzos marisqueros, historias de pescadores artesanales. Cristian es de profesión albañil, pero incursionó en esta actividad y comenta: “Me encanta la albañilería, pero tuve la suerte de comprarme una lanchita y comencé a trabajar. Esta profesión es durísima aún así la elegimos y la hacemos con gusto. En esto el secreto por lo menos para mí es el orden y la prolijidad en lo que haces. Si es de esta manera no tenés ningún problema”
Recuerde este relato, intente por un minuto comprender de que se trata esta tarea. Cuando se muestren los platos que presentan los chefs más reconocidos. Sabrá entonces que hubo gente que como Cristian puso su integridad física y sapiencia para recolectar ese producto que hoy puede degustar. Haga ese pequeño ejercicio nada más y estará dándole valor a lo que consume, pero sobre todo a esos que con orgullo eligieron ser buzos marisqueros. (Fuente San Matías Pesca)