(por Cristian Sirouyan) La gran aventura de atravesar la Meseta de Somuncurá por la ruta 23 de punta a punta desde la Costa Atlántica de Río Negro hasta la Cordillera sugiere dejarse llevar por uno de los caminos menos transitados, donde la Patagonia adopta su reconocido semblante de meseta infinita, barrida por el viento persistente que no da respiro.
Pero ya no hay tanta incertidumbre en este viaje de 605 kilómetros, desde el momento en que se completó la pavimentación de casi todo el trayecto (unos 545 kilómetros).
El estado de la ruta
Alrededor de 60 kilómetros del recorrido son tramos restantes de ripio en obra (unos 40 kilómetros entre Clemente Onelli y Comallo, más otros 20 kilómetros desde Pilcomayo hasta Dina Huapi, en la ruta 40, el punto final de la travesía), que requieren máxima precaución.
Asimismo, también se están completando los trabajos viales en el acceso a Ingeniero Jacobacci, donde los vehículos son desviados por una senda enripiada y polvorienta de un kilómetro.
Desde que despega la larga recta inicial, la adecuada señalización de mojones y cartelería de distancias va de la mano con el impecable estado de la cinta asfáltica, aunque esa compañía necesaria para los viajeros empieza a escasear más allá de Maquinchao, en dirección a Bariloche. Además es conveniente no pisar a fondo el acelerador -incluso sin otros autos a la vista-, para evitar que el auto sea sacudido por alguna inoportuna ráfaga de viento.
Dónde cargar nafta, gasoil o GNC
Por otro lado, los conductores de vehículos a nafta o gasoil deberían tener en cuenta que la tres primeras estaciones de servicio que aparecen desde el kilómetro 0 de la ruta 23 están ubicadas en Valcheta. Hacia el oeste, otras posibilidades para cargar son las plantas de expendio de Ministro Ramos Mexía, Sierra Colorada, Los Menucos, Maquinchao, Jacobacci, Comallo y Pilcaniyeu.
Sin embargo, para los autos que funcionan a gas, el panorama es menos alentador. En toda la extensión de la ruta 23 no funcionan estaciones de GNC, por lo cual conviene llenar el tanque en Viedma o en Bariloche, según desde dónde se inicie el itinerario.
De todas maneras, un tanque completo de gas con capacidad de 80 litros otorga una autonomía de unos 200 kilómetros, a razón de 13 a 15 kilómetros por metro cúbico, por lo cual es clave prever la conversión al sistema naftero en medio del camino.
Más allá de estas observaciones a tener en cuenta, la ruta 23 llena los sentidos con su impactante marco de formaciones naturales de la Meseta de Somuncurá y el encanto de un puñado de localidades y parajes, marcados a fuego por el legado de las culturas originarias y el aporte de inmigrantes, llegados a este lugar único, cargado de leyendas y misterios en sus desmesuradas dimensiones.
Aquí van algunas sugerencias para hacer una escala.
KM 43: Aguada Cecilio
Un paisaje de descolorida aridez -reflejo de un yacimiento de cal- prevalece en este pueblo fundado en 1910, cuyas modestas casas vibran con el paso del tren que une Viedma con Bariloche.
Bajo el cono ocre del cerrito Amarillo -donde afloran restos de fósiles marinos- se encienden las legendarias historias que cuentan los puesteros de ovejas y cabras.
Más difícil es encontrar el curso de agua dulce de vertiente que da nombre al lugar y que, décadas atrás, el ferrocarril transportaba hasta San Antonio Oeste.
KM 77: Valcheta
El “Oasis de la Línea Sur” sorprende con la gruesa arboleda que acompaña el cauce sinuoso del arroyo y corta al medio el poblado. Uno de los lugares indicados para el picnic y la recreación en familia es la orilla a la altura de la plaza Lino de Roa, donde la historia regional es recreada a través de murales y esculturas de madera.
En la zona de chacras, el Monumento Natural Bosque Petrificado, los troncos tumbados de coníferas de hasta 30 metros de largo dan cuenta de la existencia de un bosque hace 65 millones de años.
Piezas de Paleontología, Botánica y Geología -así como la historia de los originales pobladores tehuelches- se aprecian en el Museo Provincial.
Finalmente, la visita al Taller de Artesanos Sofía Huanca permite admirar el talento de un grupo de maestras tejedoras, dedicadas a tejer tapices y mantras en telares mapuches y fabricar piezas en madera. El circuito por la historia local se completa en la estación de tren y la Escuela N° 15, inaugurada en 1905.
KM 119: Nahuel Niyeu
En jornadas lluviosas y de intensas tempestades, en este paraje, ubicado al borde de un arroyo, resurgen rumores incomprobables sobre apariciones de ovnis y yaguaretés.
También Nahuel Niyeu ganó módica fama como cuna de cantores y guitarristas. “Un arroyo te espera como calmando la sed / con casitas de durmientes cerca de la Veintitrés / si la gente te saluda cuando pasas por Nahuel / acordate de los tigres que bajaban a beber”, le dedicó el escritor Jorge Castañeda en “Allá por Nahuel”.
KM 181: Ministro Ramos Mexía
Caminatas y cabalgatas por los senderos Treneta y Yaminué marcan el paso de la propuesta de turismo rural que ofrecen dos estancias.
Además, el Corredor Pichi Malal introduce en las tradiciones de la cultura tehuelche. El Bajo de Ramos, a los pies de una barda, resguarda las cinco paradas de un circuito arqueológico.
KM 224: Sierra Colorada
Las siluetas de los cerros se tornan cada vez más imponentes y trazan extrañas formas a los dos lados de la ruta 23 antes de llegar a Sierra Colorada.
El viento parece haber desparramado los rebaños de ovejas sobre las estribaciones enrojecidas por las piedras de los cerros de la Cruz, Pirámide y Energizante, donde peones desperdigados en la inmensidad patagónica cumplen su rutina de señalada, arreo, esquila y mejoramiento genético.
Mientras tanto, seis mujeres de la cooperativa Gente de Somuncurá trabajan en telar mapuche la lana hilada y teñida con técnicas artesanales.
KM 270: Los Menucos
Las delicadas piezas exhibidas en el Mercado Artesanal y los programas de cabalgata, trekking y safari fotográfico organizados en establecimientos rurales son la carta de presentación de Los Menucos ante sus visitantes.
Los recorridos a pie Minero y Religioso pueden deparar encuentros con ovejas, guanacos, choiques, yacimientos de caolín y de piedras lajas y pinturas rupestres, allí donde antiguamente funcionaron picaderos de asentamientos prehispánicos.
KM 305: Aguada de Guerra
La meseta mantiene sus colores encendidos y perfila figuras geométricas detrás de la uniforme urbanización de Aguada de Guerra.
Pero una pieza inesperada se incorpora fugazmente al paisaje y demanda rápidos reflejos para detenerse y preparar la cámara: el Tren Patagónico avanza en dirección a Viedma y, en cuestión de segundos, volverá a perderse en el horizonte.
KM 340: Maquinchao
Un descanso y algo de pesca junto a la laguna Ñe Luan brindan una pausa necesaria antes de emprender la propuesta de turismo rural que ofrecen cuatro establecimientos en la zona de El Caín, pródiga en fósiles, yacimientos arqueológicos, pinturas rupestres y cuevas perforadas en formaciones rocosas de origen basáltico.
KM 413: Ingeniero Jacobacci
Para tratar de conocer acabadamente este cruce clave de rutas y de rieles conviene no retacear tiempo ni atención. Por un lado, la legendaria historia del tren La Trochita se reescribe en suelo rionegrino después de tres décadas de interrupción del servicio, impulsado por la cooperativa “Ayufín Mapu” (“Tierra Querida”, en el idioma mapuche mapudungún).
Los sábados a las 11, el Viejo Expreso Patagónico recorre en dos horas los 43 kilómetros que separan Jacobacci de Ojos de Agua. A 4 kilómetros de la estación Jacobacci, el Centro Recreativo y Parque Geopaleontológico ofrece un reparo verde para acampar o descansar un rato, resguardado por el Cerro de la Cruz y una arboleda.
En el centro del pueblo, a pasos del Café de la Estación, los talleres ferroviarios, un almacén de ramos generales de principios del siglo XX y el Museo Jorge Gerhold, el Museo Artesanal Ñumican, la tejedora Malvina Escobar se vale de ovillos de lana hilada de oveja para dar forma a un poncho de colores vivos en un telar mapuche.
“Ella no me enseñó, pero lo llevo en la sangre”, aclara con legítimo orgullo cuando recuerda el legado de su abuela, la artesana y curandera -de raíces tehuelches y mapuches- Prosperina Ñanfulen.
KM 464: Clemente Onelli
A un costado de una pronunciada curva de la ruta 23 hacia la izquierda, Onelli propone una nueva sesión de trekking y senderismo, en diez circuitos trazados en la estepa y los cerros Anecón Grande y Tres Ganchos.
KM 505: Comallo
Desde la cima del Cerro de la Cruz, el Mirador del Valle de Comallo entrega la primera postal de la precordillera.
Un campo de doma, animales de granja, huertas orgánicas y un arroyo se recortan entre las colinas y el horizonte de la estepa empieza a teñirse de tonalidades verdes.
KM 557: Pilcaniyeu
La ruta 23 se apresta a terminar su trayecto en Dina Huapi, donde la ruta 40 llega desde el norte para completar los 17 kilómetros restantes hasta Bariloche.
Poco antes del punto final, en Pilcaniyeu, seis estancias dedicadas al turismo rural y la colección de Arqueología, tradiciones ancestrales, flora y fauna que reúne el museo local cortejan a los viajeros con el esbozo de una despedida acorde, una acotada síntesis de la infinidad de imágenes que la ruta 23 deja para siempre fijadas en la retina. )publicado en Clarin Viajes)