viernes, mayo 9, 2025
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Inclusión laboral del Ruca Nehuén «un proyecto que intenta cambiar la mirada institucional sobre la discapacidad»

San Antonio Oeste se convierte, día a día, en un ejemplo tangible de cómo la inclusión puede dejar de ser un simple ideal para transformarse en una realidad concreta. Desde fines del año 2023, el Taller Ruca Nehuén, una institución dedicada al acompañamiento y formación de adultos con discapacidad, ha venido desarrollando un ambicioso proyecto que busca dar un paso más allá en el acompañamiento social: preparar a sus concurrentes para insertarse laboralmente en la comunidad.

Gabriela Di Clérico, una de las referentes de la institución, expresó con entusiasmo los objetivos de esta nueva etapa: «Estamos trabajando desde fines de 2023 con los concurrentes de Ruca Nehuén en un proyecto que intenta cambiar la mirada institucional sobre la discapacidad. Queremos formarlos y darles herramientas para que puedan salir a la comunidad e integrarse socialmente en actividades, e incluso insertarse laboralmente.»

Este enfoque implica un trabajo profundo y comprometido desde distintas áreas. Los participantes del taller no solo asisten diariamente a las actividades que ofrece Ruca Nehuén, sino que también forman parte de una gran diversidad de propuestas que incluyen natación, canotaje, quimioterapia (en los casos que lo requieren), actividades culturales y recreativas. Pero el eje principal en esta nueva etapa se centra en el desarrollo de capacidades laborales.

Talleres con propósito

Dentro de la institución se desarrollan diferentes talleres: reciclaje, cocina, música, danza y huerta. Cada uno de ellos cumple una doble función: fomentar la creatividad y las habilidades individuales, y al mismo tiempo, ser espacios de formación para una futura inserción laboral. “Tratamos de que en cada una de las actividades nuestros concurrentes puedan adquirir herramientas que les sirvan a futuro, para un horizonte un poco más auspicioso”, explicó Di Clérico.

El impacto de este proyecto no tardó en resonar en la comunidad. Los comerciantes de San Antonio Oeste respondieron con empatía, apertura y cariño hacia la propuesta. Si bien aún queda camino por recorrer, la receptividad inicial ha sido más que alentadora.

“El proyecto de inclusión laboral tiene un marco normativo claro, pasos organizativos previos, y está pensado para que todos los actores implicados —los concurrentes, sus familias, los comerciantes, y la institución— puedan transitarlo con transparencia y alegría”, detalló Gabriela.

Inclusión real, no simbólica

Para la referente, uno de los aspectos más importantes es dejar atrás los prejuicios y mostrar que las personas con discapacidad pueden desempeñar múltiples tareas, a veces incluso con gran destreza. “Hay quienes creen que no pueden realizar ciertas funciones, pero muchas veces están preparados, o pueden prepararse con algo de formación previa. Si un comercio necesita, por ejemplo, que alguien doble remeras, nosotros hacemos una tarea previa dentro de la institución para que esa persona aprenda, practique y llegue con confianza al puesto.”

Gabriela remarca que el proceso de inclusión laboral tiene tres pilares fundamentales: la persona con discapacidad y su familia, la institución que organiza y acompaña, y la empresa o comercio que abre sus puertas. «No se trata solo de insertar a alguien en un empleo. También hay que acompañar a quienes serán sus compañeros de trabajo, brindar herramientas para que sepan cómo actuar, cómo acompañar. Así todos transitan el proceso con éxito.”

Actualmente, el Taller Ruca Nehuén trabaja con 24 concurrentes, divididos en dos turnos de 12 personas. Cuenta además con un valioso equipo de talleristas: Ayelén en cocina, Bianca en música, María Isabel en reciclaje, y José en huerta. Además, la comisión directiva y pasantes de la Universidad FASTA se suman al esfuerzo diario, aportando tiempo, recursos y acompañamiento.

Uno de los aspectos destacados del proyecto es el sistema de pasantías de entrenamiento laboral no rentadas, que permiten a los concurrentes adquirir experiencia real sin generar costos al comerciante. “Lo único que pedimos es cariño, paciencia y la posibilidad de ofrecer una oportunidad”, dijo Gabriela.

Sostener el proyecto: una tarea comunitaria

Como muchas otras organizaciones sociales, el Taller Ruca Nehuén se enfrenta a dificultades económicas. Si bien recibe una ayuda anual por parte del Estado y algunos apoyos puntuales —como la asistencia municipal en el área de limpieza y transporte—, el financiamiento cotidiano proviene mayoritariamente de los socios, cuya cuota mensual es de 5.000 pesos.

“Nosotros no recibimos ayuda económica mensual del Estado. Solo una contribución anual y algunos aportes para gastos específicos. El resto lo sostenemos con nuestros recursos: las cuotas de los socios, la venta de productos como mermeladas, ferias de ropa, pizzas, y la ayuda de comerciantes solidarios”, contó Gabriela.

Uno de estos comerciantes es la panadería Massiotti, que desde hace dos años dona insumos de panificación para el desayuno y merienda de los concurrentes. “Son gestos sostenidos en el tiempo que nos permiten seguir adelante”, agradeció.

También destacó la importancia de contar con el respaldo de la comunidad. “Cualquier persona que quiera colaborar, hacerse socio o realizar un aporte económico puede hacerlo comunicándose al 02920 598105. Toda contribución, por pequeña que sea, hace una gran diferencia para nosotros”.

La transparencia es un pilar fundamental en el funcionamiento de la institución. “Tenemos nuestros balances y documentación en regla. Eso genera confianza, que es clave para sostener un proyecto como este”.

Nuevos horizontes laborales

Gabriela adelantó que actualmente están trabajando en dos nuevos proyectos de inclusión laboral con comercios locales. Si bien no pudo revelar los nombres todavía, se trataría de un hotel y una pizzería que podrían comenzar con pasantías en el corto plazo.

El año pasado, ya tuvieron una experiencia positiva en Las Grutas, en el local Winkaché, donde los concurrentes sirvieron desayunos a los turistas durante los meses de octubre a diciembre. “Fue una experiencia hermosa que nos reafirma la necesidad de transformar la realidad”, relató Gabriela con emoción.

Cada pequeño logro, cada paso hacia adelante, fortalece el compromiso del equipo de Ruca Nehuén. “Todos los que estamos involucrados en estas actividades tenemos un motor interno que no nos deja caer. Seguimos pensando ideas, nuevos desafíos, siempre con el objetivo de ofrecerles un futuro mejor a nuestros chicos.”

La institución cuenta con el respaldo de la Cámara de Comercio local, que ha sido un pilar de apoyo desde el inicio del proyecto. “Nos impulsaron, nos acompañaron y nos dieron fuerza para avanzar”, reconoció Gabriela.

Un llamado a la acción

La historia de Ruca Nehuén es, más que una noticia, una invitación a la empatía, al compromiso y a la transformación. En una sociedad que muchas veces excluye o invisibiliza, este taller demuestra que con voluntad, organización y trabajo conjunto, la inclusión es posible.

“Si hay algún comerciante o empresario que quiera ofrecer un lugarcito a alguno de nuestros concurrentes, los invitamos a sumarse. Las pasantías no rentadas no implican gastos, pero sí la enorme recompensa de ver a una persona con discapacidad encontrar su lugar en el mundo”, cerró Gabriela Di Clérico.

Las puertas del Taller Ruca Nehuén están abiertas. Y también, ahora, lo están las de toda una comunidad que empieza a comprender que la inclusión no es solo un derecho, sino también una oportunidad para crecer como sociedad.

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