La infiltración consiste en la inyección, dentro de una articulación, de sustancias con efecto antinflamatorio y analgésico que tratan de alcanzar efectos perecederos o definitivos en la mejoría de procesos que afectan al aparato locomotor. Forma parte de un amplio arsenal terapéutico que dispone la medicina actual, para abordar esas patologías, y por lo tanto tiene sus indicaciones y su posición dentro de la escala de tratamiento de estas enfermedades, aunque no debe anteponerse o sustituir a otros recursos, pero tampoco ser excluida.
Los fármacos empleados en las infiltraciones consisten en una mezcla de corticoides y anestésicos de uso local, como es la lidocaína. Esta formulación se emplea para lograr una mayor persistencia y duración del efecto local, necesarias para conseguir la eficacia clínica.
Indicaciones generales para la infiltración con corticoides.
Existen diferentes motivos que justifican la realización de infiltraciones en el ámbito de la traumatología y la reumatología, entre los que podríamos destacar:
- La técnica es sencilla, exigiendo un aprendizaje que se adquiere de forma rápida y sólo precisará de entrenamiento, práctica y prudencia.
- Precisa de pocos recursos, asumibles en cualquier consultorio o centro de salud.
- Mayor accesibilidad para los pacientes respecto a la atención especializada.
- Disminuyen el dolor y la inflamación permitiendo una recuperación más rápida de la funcionalidad, al tiempo que evita el deterioro funcional que acarrea la inmovilización prolongada.
- Muy raras complicaciones.
- Aval de años de experiencia por parte de médicos traumatólogos y reumatólogos.
Las indicaciones generales incluyen patología inflamatoria articular o de tejidos blandos, insuficiencia del tratamiento farmacológico y/o rehabilitador y cuando estén contraindicados otros tratamientos.
Las articulaciones que con más frecuencia se infiltran son el hombro, la cadera, la rodilla, el codo, el pie y la mano. Las infiltraciones en manos expertas no son dolorosas. No obstante, depende de la articulación a infiltrar y la alteración de la estructura articular. Las complicaciones son poco frecuentes pero existen mayores riesgos en pacientes diabéticos, hipertensos, o los que consumen medicamentos anticoagulantes. En general no se infiltra una misma articulación más de 4 veces al año, ni más de 2 consecutivas si son ineficaces.
Pero recuerde, la infiltración alivia el dolor y disminuye la hinchazón, pero no cura. La decisión de ponerse una infiltración debe ser conjunta entre usted y su médico.
Dr. Edgar Torres, traumatólogo, Hospital A. Serra.