Lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA).





El ligamento cruzado anterior es uno de los principales estabilizadores de la rodilla. Su función consiste en mantener la articulación en su lugar, evitando un desplazamiento hacia adelante. La ruptura de este ligamento es una de las lesiones más frecuentes de la rodilla y, al no cicatrizar por su cuenta,  en muchas oportunidades necesita ser reparado en forma quirúrgica. La gran mayoría de las roturas se produce en pacientes jóvenes porque el 75% de las lesiones ligamentarias son deportivas, mientras que sólo el 25% restante obedece a algún trauma.

¿Cuáles son las causas?

La mayoría de las lesiones del ligamento cruzado anterior ocurren al practicar deportes y hacer actividades físicas que pueden ejercer impacto en la rodilla:

Reducir la velocidad y cambiar de dirección de manera repentina.

Girar con el pie firmemente apoyado.

Caer de un salto de manera incorrecta.

Detenerse de manera repentina.

Recibir un golpe directo en la rodilla.

Cuando se daña el ligamento, por lo general, se produce un desgarro parcial o completo en todo el tejido. Una lesión leve puede estirar demasiado el ligamento, pero dejarlo intacto.

¿Hay alguna forma de prevenir este tipo de lesiones?

Al ser lesiones provocadas por malos movimientos, lo que el paciente puede comenzar a tener en cuenta son los factores externos, como por ejemplo el estado de la cancha donde practica deporte o el calzado que utiliza. Estos pueden predisponer en mayor o menor medida a que la persona realice un movimiento inadecuado. También existen otro tipo de factores intrínsecos al paciente, como el tamaño corporal o la fuerza que tiene en las piernas. Muchos juegan al fútbol una vez por semana y probablemente puedan correr sin dificultades, pero no tienen la tonicidad muscular para contener una posible lesión en la rodilla. No están bien entrenados y no tienen una buena elongación. Sobre este segundo tipo de factores es sobre los cuales se puede trabajar, entrenando bien y fortaleciendo la musculatura. Cuanto más trabajado esté el paciente menos probable es que se produzca una lesión. Por último, no hay que dejar de lado otro factor inherente a cada persona sobre el cuál no tenemos control: su composición genética.

¿En qué consiste el tratamiento?

Para el tratamiento de la rotura de ligamento cruzado anterior hay dos opciones iniciales, operar o no. Como la mayoría de los pacientes son jóvenes activos y deportistas, habitualmente se opta por el tratamiento quirúrgico para evitar lesiones más graves. En la operación se reemplaza el ligamento por un tendón. Pero no todos los pacientes necesitan operarse. Hay personas mayores de 40-45 años, que no practican deportes habitualmente, sedentarios, que con una buena rehabilitación y un buen fortalecimiento muscular logran una evolución satisfactoria. Igualmente, esto depende mucho de cada individuo. Hay algunos que a pesar de la edad avanzada sienten mucha inestabilidad y deciden operarse de todos modos.

Dr. Edgar Torres, traumatólogo, Hospital A. Serra

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