San Antonio Oeste, Las Grutas y El Puerto, los tres centros urbanos que componen el municipio, han sido testigos de un creciente fenómeno en los últimos años: la proliferación de cocinas domiciliarias que ofrecen sus productos a través de redes sociales en un mercado de venta de comidas de manera informal. Aunque existe una ordenanza para regular esta actividad, hasta el momento, la normativa no ha sido reglamentada.
Rocío Fernández, de medio ambiente municipal, expresó «Todos deberían tener un curso de manipulación de alimentos; es esencial que quienes se dedican a esta actividad conozcan el manejo adecuado de los mismos», señaló a SIGNOS FM «Además, esta ordenanza que legisla sobre la cocina domiciliaria dentro de cada casa es necesaria. Es inevitable que esta práctica exista, y es fundamental que se cumplan al menos los aspectos básicos necesarios de salubridad».
La situación en estos tres centros urbanos es diferente de lo que comúnmente se conoce en términos de regulación alimentaria. «Debemos legislar esencialmente porque son muchas las personas que preparan alimentos en sus hogares y los venden públicamente, y esto conlleva un nivel de riesgo, similar al de la producción de dulces o escabeches», advirtió Fernández. «Contamos con el apoyo del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y el CET32 para establecer un sistema de habilitación que incluya, especialmente, los vencimientos de los productos que se ofrecen».
Subrayó la importancia de un control continuo y seguimiento riguroso de estas cocinas domiciliarias. «Es mucho el trabajo que se requiere en términos de control, pero es esencial para garantizar que no ocurra nada que ponga en riesgo la salud de otros vecinos», afirmó.
Fernández hizo hincapié en que el papel del Estado es fundamental en esta situación. «El Estado no debe quedarse de brazos cruzados; por el contrario, debe acompañar a quienes producen alimentos de esta manera y trabajar para regularizar gradualmente esta actividad», acentuó. «Es crucial habilitar los espacios donde se producen estos alimentos y llevar un registro adecuado de los mismos, para garantizar que se mantengan en condiciones óptimas de producción».
Las declaraciones de Rocío Fernández resaltan la necesidad de reglamentar la ordenanza de cocinas domiciliarias en el municipio “el fin es proteger la salud pública y promover una actividad que ha demostrado ser un recurso económico valioso para muchas familias locales” concluyó.