Piedras Coloradas “paz y armonía” al sur de Las Grutas





El Balneario Las Grutas tiene esas cosas: el mar azul donde se confunde horizonte y cielo, la paz y el sosiego, la calidez de las aguas, los pájaros que alegran el día, la maravilla de sus atardeceres donde el sol se pierde con rojos tintes, y en noches claras la luna blanca que riela sobre las aguas dormidas del golfo. Toda una maravilla.

Recorrer sus calles, su peatonal, gustar de su gastronomía, escuchar a los artistas callejeros, disfrutar de las excursiones, conocer su historia, conversar con los viejos pobladores es toda una sana y alegre experiencia.

Si se quiere disfrutar de la pesca hay lugares exclusivos, si se quiere avistar las aves migratorias será una experiencia inolvidable, si se quieren probar los mariscos que se ofrecen en los restaurantes y paradores se saldrá satisfecho.

Si se quiere apreciar un pintoresco lugar está el Cañadón de los Pulperos, donde se podrán adquirir esas exquisiteces del mar y conversar con quienes hacen un arte de ese oficio: los pulperos.

Las salinas del Gualicho están al alcance de la mano lo mismo que el misterioso Fuerte Argentino donde hasta se puede encontrar a un caballero templario.

Visitar la Rinconada, el Buque, el Sótano, el Cañadón de las Ostras, el Puerto, Punta Perdices, no defraudarán al viandante ansioso de conocer lugares únicos. Porque la Patagonia tiene estos contrastes de clima y de paisajes.

Pero para quienes opten por disfrutar una caminata por la playa apreciarán un lugar de paz, armonía y de gran belleza.

La escritora Josefina Gandulfo Arce de Ballor en su interesante libro sobre Las grutas invita a conocer el lugar: “A la mañana bien temprano, saliendo del centro de Las Grutas, costeando siempre, cuando la marea deja una playa al descubierto de varios metros se puede llegar a las Piedras Coloradas”.

Continúa diciendo la autora: “Lo primero que ven mis ojos son las ¡piedras coloradas!! El sol las hace más rojas. ¡Qué hermosas!  Se encuentran en grupos, separadas del farallón, del centro mismo del corazón emergen. Se ven musgos y helechos, algunas esponjas y la inconmensurable alfombra blanca de la arena que cubre el suelo, brillante, completamente libre mientras la playa ondula su silencio de siglos”.

“El azul del mar/ la arena en la playa/ el cielo muy azul/ la luna temprana/ paraíso marino/ piedras coloradas”.

Es muy importante saber que nuestra responsabilidad es cuidar todo el golfo. No arrojando basura en las playas, teniendo respeto por la naturaleza, y en especial con un manejo criterioso del ecosistema. Y así las “piedras coloradas” seguirán encantando con su magia.

Jorge Castañeda (Escritor – Valcheta)

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