Se realizó una plantación experimental de olivos en Arroyo Los Berros, con muy buen resultado. Ya se obtuvo la primera cosecha y se prevé multiplicar los emprendimientos en otros parajes de la Región Sur.
(GNR Noticias / Por Silvana Salinas) Una experiencia inédita de producción en plena meseta, en suelos que supieron ser muy poco amigables y hoy ofrecen una luz de esperanza no solo para los pobladores de los parajes más cercanos, sino para el resto de la Región Sur, rindió frutos. Pero frutos “reales”.
El 2023 trajo bajo el brazo, la primera cosecha de aceitunas que emergieron de un impresionante cultivo de olivos que logró colar sus raíces en la tierra arisca de la plena meseta.
Más concretamente al pie de la Meseta de Somuncurá, un lugar remoto en la región Sur, con suelos áridos donde reina la intemperie, los vientos fuertes, la escasez de precipitaciones, vecinos de Arroyo Los Berros vieron el logro –hace días nada más- con sus propios ojos.
Los primeros kilos de aceitunas que hacen proyectar e imaginar un futuro productivo con horizonte en la elaboración de aceite de oliva.
Una plantación experimental se abrió paso a puro esfuerzo y pulmón, en este paraje ubicado al este de la Región Sur sobre el departamento Valcheta, justo antes de la pandemia.
Se desperdigaron en una superficie aproximada de una hectárea unas 1.000 plantas de la variedad Arbequina con la cual sueñan sus impulsores, y si todo marcha como se espera, poder producir aceite de oliva en un futuro.
Abdel Nassif, técnico agrónomo del Programa Forestal del Ente de la Región Sur, contó que se desarrolló la primera cosecha de aceitunas 2023 de una plantación de olivos realizada en noviembre de 2019 en Paraje Arroyo Los Berros.
Cómo surgió todo
“Nos interesamos por la experiencia que se estaba haciendo en la zona de la costa (rionegrina), entonces nos pusimos en contacto con la gente que asesoró ese emprendimiento y decidimos apostar. Llegaron plantines chiquitos y con el apoyo del programa forestal del Ente de la Región Sur, la Comisión de Fomento y con vecinos, comenzamos este desafío”, contó Nassif.
Fue un trabajo arduo. Tras la plantación se efectuó un cerramiento para proteger el plantío de los animales y se puso en marcha un sistema de riego por goteo. “Se hizo por goteo y por suerte pudimos terminarlo antes de la pandemia.
Acá el agua la cuidamos como oro, es una zona muy seca donde con suerte pueden llover 150 mm por año”, explicó.
Al principio “teníamos dudas, pero siempre fuimos aprendiendo de las plantas. Ellas son las que nos enseñan”.
Se trata de una especie “resistente”, detalló el técnico, y contó que esta variedad también es de utilidad para producir aceitunas de mesa.
Ahora, la idea central es extender y replicar esta experiencia en otros parajes y localidades de la Región Sur. Siempre con la mente puesta en respetar el entorno y promover “el verde”, la producción sustentable y una alternativa económica para los pobladores de los parajes más distantes.
“Tratamos de no usar nada químico. Acá hacemos todos los análisis de agua y de suelo… Los suelos son muy pobres en materia orgánica, entonces agregamos nutrientes, ponemos guano y, por suerte, como acá es seco no hay problemas con enfermedades. El agua es apta para riego, aunque no para consumo humano”, contó el experto que, desde hace años, impulsa el cuidado, protección y multiplicación de la flora nativa.
“Queremos replicar esta experiencia en otros parajes, visitamos las escuelas y hablamos sobre la importancia del monte nativo, la cultura hacia el árbol y por qué hay que cuidarlos. Antes parecía algo tan lejano y ahora estamos sintiendo el cambio climático, hay veranos muy calurosos y el frío aún muy suave, recién en estos días llegó a 10-12 bajo cero, y es preocupante”, advirtió el técnico.
Producción
Las plantas aún son ‘jóvenes’ por lo cual la primera cosecha aún no fue abundante, pero se prevé a que los 5 años brinden un rendimiento aproximado de 40 kilos por planta sobre una superficie inicial de un millar de plantas.