Cuando el mar se retira por efecto de la marea, el paisaje de Las Grutas se transforma, revelando una planicie de piedras, visible desde la bajada uno hasta la bajada conocida como «La Rueda».
En varios sectores, especialmente entre las bajadas quinta y séptima, se puede apreciar una superficie pulida por siglos de pleamares, conocida como restingas. En estas formaciones rocosas, la acción humana ha dejado su huella, creando piletones donde tanto niños como adultos disfrutan bañándose durante el descenso de la marea.
Las restingas son el lugar predilecto para muchos veraneantes que pasean entre los pozos y pequeñas cuevas formadas por las piedras, explorando la flora y fauna marina que queda atrapada en estos recovecos. Algunos dedican horas a buscar conchillas y caracoles, mientras que otros se sorprenden al encontrar cangrejos, camarones, peces pequeños o, con algo de suerte, un pequeño pulpo.
Estas formaciones también ofrecen espacios tranquilos para aquellos que buscan alejarse de las concurridas zonas de arena. Muchos turistas se adentran en las restingas con sus reposeras para tomar sol o se instalan al borde de los piletones, disfrutando del contacto con la naturaleza.
En particular, la bajada cero, que cuenta con el piletón más grande, y la zona de Terrazas al Mar, se destacan como sitios de esparcimiento familiar. Es común ver a los niños jugar con pelotas inflables o saltar al agua, mientras la marea, con su ciclo de seis horas, renueva constantemente estas piscinas naturales.
El encanto de las restingas y su dinámica de renovación hacen de este lugar un atractivo único que cautiva a los turistas cada temporada, ofreciendo una experiencia inolvidable en plena naturaleza.