SALUD: Antes y después de la escarcha





Está frío, ¡qué novedad! Se vino el invierno con tuti. Recuerdo cuando era niño que mis padres me aconsejaban: “abrígate bien hijito, no vaya hacer que te pesques una pulmonía”. Ya pasaron más de treinta años, y las estaciones se repiten entre cielos y ciclos. Los mensajes que nos protegen tienden a conservarse en la memoria, casi como cubitos de hielo adentro del congelador. Somos vulnerables a los cambios y necesitamos a toda costa mantener los casi treinta y seis grados y medio de temperatura corporal.

Salir tempranito a trabajar con este fresquete, todo un desafío. Encima, toparse con esa escarcha inoportuna que se incrusta en los autos, en las veredas, en los cordones, en las calles, en la plaza, al frente nuestro o por detrás, o quizá en los bordes de un alambrado o sobre una hoja seca a punto de caer.

Entre el antes y después de la escarcha, encuentro escarcha. Ella emerge a la realidad como si fuese una señal de interrupción, de que algo se detiene en un silencio gélido. Uno puede resbalar por ella, es cierto. También parar y buscar el firmamento en donde la escarcha no sabe asentarse. Pero, al frío no lo puedo evitar, está por todas partes, invisible e intrépido, por eso apronto la bufanda, el gorrito de lana, los calzoncillos largos por debajo del vaquero, unas cuantas camisetas, un pulóver y una buena campera (y debo decir que tengo suerte de poder tener esta indumentaria).

A veces pienso que el espacio se mueve más rápido que el tiempo, aún sabiendo que el tiempo adora pegarse como un abrojo al espacio. Me atrevo a caminar sobre ésta superficie como si fuese una pista de patinaje, debo avanzar lentamente, ser consciente de mis pasos y del lugar exacto donde piso. Necesito llegar a horario al trabajo, además de sano y salvo.

El sol aparece, sus rayos luminosos inquietan a la escarcha. Mis pies ya no se sienten tan ligeros. Es el momento justo en que pienso, y me digo a mí mismo con un alivio que comienza a crecer, mientras observo cómo la escarcha se descongela: “esto es la insinuación del después de la escarcha”.

Dr.Pablo Nani, Servicio de Salud Mental del Hospital de Las Grutas.

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