La modificación la propone el concejal Matías Rodríguez, surge de la necesidad de un grupo de habitantes de la localidad sanantoniense para plasmar en una arteria de la ciudad, el nombre del Dr. Rodolfo Funes y que no se puede realizar dicho homenaje, por la normativa vigente que sería modificada a partir de esta propuesta.
El testo principal señala “incorpórese al ARTICULO 1° de la Ordenanza n° 5446 como párrafo final la siguiente oración: Las iniciativas para la imposición de nombres podrán contemplar el nombramiento de personas vivas con los mismos fundamentos establecidos en el párrafo anterior del artículo 1º y con los mismos requisitos establecidos en artículo 2° de dicha ordenanza”.
El edil en los considerandos espresa que actualmente no está contemplado imponerle el nombre de una persona viva a un espacio o sitio público de dominio municipal “siempre que se ha mencionado o se ha requerido la posibilidad de hacerle un reconocimiento público a una determinada persona de nuestro municipio, se argumenta que dicho reconocimiento no se le puede hacer en vida, invocando leyes nacionales que lo prohíben”.
Manifiesta que en reiteradas oportunidades, vecinos y organizaciones no gubernamentales se han dirigido al Concejo Deliberante requiriendo la designación de calles o sitios públicos con el nombre de personas notables vivas o ya fallecidas, “destacadas por su labor profesional, artística, política, solidaria”.
“Las circunstancias sociales y políticas en la República Argentina han cambiado sustancialmente para bien en estos casi 40 años de democracia en nuestro país, por lo tanto seguir negándoles un reconocimiento en vida a ciudadanos de nuestro municipio basándonos en un decreto de una dictadura militar creemos que no tiene sentido sostener como argumentación, teniendo en cuenta el pensamiento de la población de que los mejores homenajes deben darse y hacerse en vida” expresa el concejal de la UCR.
“A lo largo de estos años y respondiendo a demandas de la población argentina se han ido realizando actos de reconocimiento en vida a diversas personalidades. Que a nivel local debemos demostrar a las próximas generaciones y a la sociedad en su conjunto que somos capaces de reconocer estos aportes a la construcción comunitaria en el momento debido, sin la necesidad de esperar a que ocurra el fallecimiento de la persona que pretendemos homenajear”.
Concluye “que la reafirmación permanente de nuestra democracia, a casi cuatro décadas de su recuperación, nos permite reflexionar acerca de este tipo de prohibiciones anacrónicas y dejar que sea la comunidad toda la que escriba su propia historia a través de los actos que vuelven significativos a los actores de nuestro tiempo”.