El 55,1 por ciento de los argentinos tiene un bajo nivel de actividad física, y este indicador negativo tiende a aumentar con los hábitos sedentarios de las nuevas generaciones.
Esta cifra surge de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo elaborada por el Ministerio de Salud de la Nación, por lo que el desafío de los especialistas es volver a poner el cuerpo en movimiento con el argumento de que la actividad física y el deporte son beneficiosos para el corazón y para la salud y el bienestar físico y mental de las personas.
Además de mejorar el estado físico (fuerza, resistencia, flexibilidad, coordinación), el hábito de realizar una hora diaria de actividad física mejora la función cardiovascular, ayuda a mantener un peso adecuado, disminuye el colesterol «malo» o LDL e incrementa el «bueno» (HDL) , normaliza los niveles de azúcar en la sangre , ayuda al control de la presión arterial , facilita la absorción de calcio en los huesos y mejora el descanso.
A estos beneficios físicos se suman la mejora del humor y de la autoestima, la reducción del estrés y la posibilidad de relacionarse con otros en la actividad.
Las posibilidades y las condiciones para realizar actividad física son diferentes en la población general según la edad, en el deporte de alta competencia y en la rehabilitación, para personas que ya han sufrido un evento cardiovascular (que también se benefician de un programa de ejercicios adecuado y supervisado).
La falta de ejercicio se ha vuelto una de las cuatro principales causas de muerte en el mundo.
Por tal motivo, es que, con el hashtag #MovéTuCorazón y bajo el lema «Cuidá tu salud, poné tu corazón en marcha», la Federación Argentina de Cardiología (FAC) pone este año a la actividad física –individualizada, planificada y dosificada– como eje central de su campaña anual por la Semana Mundial del Corazón, que se celebra desde el 29 de septiembre al 6 de octubre de 2017, con un programa de actividades en todo el país.
«Se trata de promover la salud cardiovascular y en especial el ejercicio físico en todos los ámbitos –en la escuela, en el trabajo, en los clubes de barrio, en los espacios verdes– y en todas las edades, porque los niños de hoy son mucho más sedentarios de lo que éramos nosotros en nuestra época», explicó Paula Quiroga, presidenta del Comité de Cardiología del Ejercicio de la FAC.
Esta campaña anual se celebra en consonancia con la Federación Mundial del Corazón (WHF, según sus siglas en inglés), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UNESCO, que establecen la fecha del 29 de septiembre como Día Mundial del Corazón.
Según la WHF, más de 17 millones de personas en el mundo mueren cada año por enfermedades del corazón, y en 2030 esa cifra aumentará a 23 millones.
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El examen médico preparticipativo
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El Comité de Cardiología del Ejercicio de la FAC hizo hincapié en que en todos los casos debe haber un examen previo a cargo de un médico especialista, más allá de los habituales certificados de aptitud física que piden, por ejemplo, las escuelas.
«Buscamos concientizar también en que la evaluación sea realizada teniendo en cuenta el grupo etario, las patologías de la persona en caso de que la tenga, y el screening que el médico especialista realiza en la primer consulta, y que debe incluir el electrocardiograma y el examen detallado», señaló Quiroga.
Otros estudios más complejos que también pueden ser convenientes son la ergometría (con control de la presión arterial y otros parámetros durante actividad de esfuerzo) o el ecocardiograma.
Según la cardióloga cordobesa, la práctica deportiva en las personas adultas «requiere una mención aparte».
«Una persona de 45 años que practica deportes pero que fuma y tiene sobrepeso por lo general tiene mucho más riesgo cardiovascular que otra que no tiene esos factores de riesgo. Esto es muy habitual en los llamados ‘deportistas de fin de semana’, que durante la semana son sedentarios y tienen factores de riesgo», enfatizó.
Estas situaciones pueden ser realmente peligrosas porque aumentan el riesgo de padecer infartos.
«Todos los deportistas requieren de un entrenamiento, y todo ejercicio que hagamos debe ser progresivo y estar regulado de acuerdo con la intensidad que permita el estado físico de la persona, porque la combinación entre falta de entrenamiento y ejercicio repentino y demasiado vigoroso puede ser fatal», añadió.
Por su parte, Juan Pablo Ricart , miembro del Comité de Cardiología del Ejercicio, docente e investigador de la Universidad Nacional de La Plata comentó que «el examen médico preparticipativo nunca debe ser un obstáculo para la práctica de actividad física, sino una herramienta de la medicina preventiva para que cada individuo realice el deporte que su condición y estado de salud actual le permita llevar adelante con la seguridad adecuada».
La actividad física es beneficiosa incluso para quienes han sufrido un infarto u otro evento cardiovascular se benefician con un programa de ejercicios adecuado a sus posibilidades.
«La rehabilitación, el control y el seguimiento médico de esta actividad es parte de la reeducación del paciente para mejorar la calidad de vida», agregó Quiroga.
En ese sentido, Sebastián Wolff, director médico del Instituto de medicina del deporte Wolff, sostuvo que, entre los pacientes con enfermedad coronaria establecida, «hay evidencia de que el ejercicio atenúa el proceso de la enfermedad y es la piedra angular de rehabilitación cardiaca , y se cree que estos beneficios en parte se deben a los efectos del ejercicio sobre los factores de riesgo convencionales para la aterosclerosis coronaria».
En pacientes con insuficiencia cardíaca, agregó, la actividad física regular se asocia con una mejor capacidad funcional y contribuye modestamente a reducción de la hospitalización y mortalidad. Leonardo Coscia (Autor del Suplemento de Salud )