HISTORIAS SANANTONIENSES. Había finalizado el verano y un enojadísimo grupo de vecinos del balneario Las Grutas dio a conocer un escrito que titularon «Protesta vecinal y sus fundamentos«. Según publicó el Diario Río Negro “en el que se vierten críticas sobre servicios públicos —alumbrado, barrido y limpieza—, enjuiciando severamente a los funcionarios encargados de hacerlos cumplir”. Era intendente en ese momento Luis Donato Oscar Frey.
Es interesante lo que señala la nota, muestra la realidad del balneario en el inicio de la década del ochenta «la reducida población del balneario no tiene otra alternativa que seguir viviendo en el lugar, debido a la situación generalizada en todo el país, sufriendo el tremendo castigo de una frialdad, desidia y despreocupación de los responsables» agrega la nota “La solicitud de publicación”
Extracto de la nota publicada (ver arriba la imagen del recorte del matutino rionegrino)
Al comienzo de la nota, los vecinos, refiriéndose a la protesta por cobros de impuestos relacionados con alumbrado, barrido y limpieza, dicen: «No encontramos explicación a tamaña actitud. Que se nos cobre un impuesto tan oneroso corno puntual, por servicios públicos que ni siquiera los responsables han tomado conciencia durante todo el tiempo que los aplican —año 1978 en adelante— de lo que significa servir a la comunidad en sus necesidades vitales: Específicamente sobre luz eléctrica, expresan que «los cortes son casi permanentes; sin vientos y cuando éstos arrecian, el desierto se convierte en oscuridad absoluta. De noche, las calles Roca, Río Negro, San Antonio Oeste son como boca de lobo; los pobladores —continúa el escrito— vecinos de calle Roca han permanecido días sin luz en razón de los postes caídos y los cables cruzando las veredas. La Policía local se ha llegado a cansar por la infinidad de veces que hemos solicitado su colaboración para que avisen a los empleados de la usina. Un oficial de turno en una de las tantas veces que los usuarios insistían en el llamado, contestó: “Señores van más de cinco veces que me he comunicado; ellos vienen cuando quieren, arreglan lo que ven al paso y se van. Nosotros no podemos intervenir, no nos corresponde«.
Más adelante, los que rubrican la denuncia afirman: «Sería el caso releer la Constitución provincial en el artículo que reza: «Se prohíbe cobrar por servicios no prestados”: Después, enfatizan: «La reducida población del balneario no tiene otra alternativa que seguir viviendo en el lugar, debido a la situación generalizada en todo el país, sufriendo el tremendo castigo de una frialdad, desidia y despreocupación de los responsables«.
Que decían los vecinos sobre el “barrido y limpieza”
“Inherente a eso, los vecinos manifiestan: «Los espacios verdes, diseñados en planos del año 1970 para plazas, están convertidos en basurales, escombros y desperdicios que no consiguen tapar yuyos y malezas; los tachos con los residuos de los que se toman el trabajo de sacarlos, permanecen como atracción de moscas, plagas e insectos, ofreciendo un aspecto insalubre y bochornoso. Cuando llega el camión municipal —prosiguen los firmantes— que pasa como un relámpago, los tachos que están volteados por los perros que pululan por el balneario quedan en el mismo lugar; de los otros, vuelcan la mitad dentro del camión, lo demás lo arrojan desde arriba al medio de la calle«.
Resaltan que «un balneario nuevo, que debía ser un espejo, teniendo en cuenta todo lo que se ha explotado el turismo, sin ofrecerle nada mejor que el bien natural del mar». «En la temporada —aclaran—suelen aparecer por la entrada del balneario, donde el A.C.A. tiene sus moteles, caracterizadas a autoridades, llegándose hasta el restaurante municipal, ubicado cerca de la única plaza para la expansión de los niños. Como ellos —dicen los vecinos— se desplazan en sus rodados, llegan a la hora de los mariscos, junto con las visitas oficiales cuando éstas se presentan. Por la noche, las diversiones también están a la entrada (Keop’s)»
Continuando con sus apreciaciones, dicen: «Las calles que llevan hacia el monte, que se encuentra vestido con las bolsas de nylon que el viento levanta de los basurales que cubren los bajos cercanos a la tercera bajada al mar y por todos los alrededores del balneario, hablan con elocuencia del abandono en que nos encontramos«.
Finalizan puntualizando que «la tremenda oscuridad que se cierne en las crudas y desiertas noches, hace posible que funcionen con toda libertad los «burdeles». ¿Las autoridades lo desconocen?», se preguntan. «En San Antonio Oeste, a los contribuyentes que pagaron en término sus impuestos se les hizo un 50 por ciento de descuento. Y los contribuyentes de Las Grutas, ¿a quién pertenecen?«.