Son las segundas salinas más grandes de Sudamérica y las terceras en el mundo en términos de producción de sal. Es un lugar que ha adquirido un halo de misterio en el imaginario colectivo regional.
En el balneario de Las Grutas, además de sus playas serenas y aguas cálidas, se puede disfrutar de las Salinas del Gualicho, el cuerpo salino más extenso de Argentina.
Este manto de sal infinito, que evoca el paisaje lunar, se encuentra a 60 kilómetros al oeste de Las Grutas, en la Patagonia Argentina, asentado en una de las mayores depresiones del planeta, a 72 metros bajo el nivel del mar.
Las Salinas del Gualicho destacan como las segundas más grandes de Sudamérica y las terceras a nivel mundial en producción de sal. Esta gran depresión alcanza temperaturas de hasta 50 grados al mediodía durante el verano austral. Estas condiciones, sumadas a su particular geomorfología, convierten a este magnífico paisaje minimalista en una extensión salina de características únicas.
Por la noche, la experiencia se intensifica con los cambios de tonalidades que los últimos rayos del sol pintan en el cielo: amarillo, rojo y violeta. Tras este abanico de colores, la noche se despliega con un manto de estrellas resplandecientes. Se dice que es un lugar ideal para la observación del firmamento; tanto es así, que durante las noches de luna llena se organizan competencias para avistar estrellas fugaces.
En el trayecto hacia las salinas, se puede apreciar la inmensidad del paisaje llano, con especies típicas de la estepa, mientras que en los costados, la prolongada franja celeste y las brumas del salar simulan la costa del mar en Las Grutas.
Al llegar, la primera imagen del salar resulta impactante para los visitantes, quienes se encuentran con un vasto manto blanco de sal, con desniveles que alcanzan hasta dos metros de altura.
El Bajo del Gualicho es un lugar que, por diversas razones geográficas, culturales, históricas y religiosas, ha adquirido un aura de misterio en el imaginario colectivo regional. Los lugareños aseguran que está rodeado de historias y leyendas tehuelches.
Este suelo salino estuvo cubierto por el mar hace al menos 300 millones de años, y en sus capas más profundas se pueden encontrar huesos de animales petrificados e incluso dientes de tiburón.
Las Salinas del Gualicho se pueden visitar a través de excursiones que parten desde Las Grutas en modernos autobuses con aire acondicionado. La visita incluye traslados, guía, cena y la oportunidad de observar el firmamento con un potente telescopio y lentes infrarrojos.
Las excursiones suelen partir al atardecer, permitiendo disfrutar de una espectacular puesta de sol sobre el salar, culminando la noche con una cena regional acompañada de vinos patagónicos.