Al Senador Miguel Ángel Pichetto (Carta de lectores)

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Soy ciudadana de Río Negro, por nacimiento y por opción, mujer, docente, criolla (madre mapuche y padre americano hijo de españoles) y profeso la fe Católica Apostólica y Romana.
Tal vez ese primer párrafo le dé razones para descartar la lectura ya que usted desprecia tanto a la Iglesia Católica ¡Qué paradoja! ¿Nunca se le ocurrió cambiar su segundo nombre o es que refiere a otros ángeles? De cualquier modo no es ese el motivo del escrito. En su vida privada tiene derecho a hacer lo que mejor le parezca, siempre y cuando sus conductas no interfieran en el desarrollo de la actividad legislativa con la que parte del pueblo de Río Negro lo ha honrado.

Es posible que no se haya percatado que la discusión no era religión sí o religión no, sino legalizar la práctica del aborto o no legalizarla. Pero su discurso transcurrió –obviando el valor de la vida- por el agravio a la fe en general y a la católica en particular.
Para demostrarle a alguien que parece ser le habría reclamado que no conoce de historia, se estudió la Historia Francesa. Olvidó que estaba en el “Honorable Senado de la Nación Argentina”, país en el que si los registros de nacimientos, matrimonios y defunciones pasaron de la Iglesia Católica al Registro Civil, fue porque la primera institución que se ocupó de estos “menesteres” desde los albores de la Patria, fue la Iglesia Católica; el estado le sucedió no le antecedió. Similares fueron actividades culturales, educativas y sociales; los misioneros llegaron, transmitieron la fe, afirmando que las personas que habitaban estas tierras eran seres humanos, respondiendo a quienes así no las consideraban; enseñaron a cultivar, a construir, a leer, otras artes, el idioma castellano,… y transmitieron la fe. También aprendieron y convivieron, se quedaron aquí, amaron al prójimo. Dése una vueltita por la provincia a la que debiera representar y vea cuántos nombres de sacerdotes y/o santos venerados por la Iglesia Católica tienen las ciudades, pueblos y parajes ¿Sabe por qué? Más cerquita (en el tiempo) ¿Sabe quién fue el padre Stablum?¿Sabe lo que hizo? ¡Y tantos otros! Así como las religiosas y laicos comprometidos.

Yo no le hablo de lo que pasó en Francia, no le hablo de las naciones del “Primer Mundo” porque vivo en Río Negro, República de la Nación Argentina, donde muchos tienen hambre y pocos tiran la comida que les sobra, donde se cerraron las escuelas rurales y no todas las personas acceden a la educación que debiera brindarle el estado (de cuya conducción usted es parte desde hace varias décadas), donde los hospitales no tienen recursos para atender la salud y las obras sociales no responden especialmente la provincial, donde hay personas que no trabajan porque no tienen donde cuando está rebosante de recursos naturales, donde hay trabajadores explotados, maltratados, asesinados (como Solano), donde hubieron personas que desempeñando tareas en los poderes del estado abusaron de niñas y jóvenes a las que debían proteger, donde la justicia –cuando llega- llega tarde, desprolija, ciega, sorda, muda e injusta; donde todo esto sucede porque nos hemos equivocado mucho, porque se han dejado de lado esas enseñanzas de los primeros misioneros y de los primeros habitantes de este suelo: defender la vida –propia y del hermano-, cuidar el lugar en el que vivimos y respetarlo, respetarse unos a otros más allá del origen de su nacimiento, su cultura, raza o credo. La religión católica no me inhibe y jamás lo hizo, de pensar, aprender, razonar, expresarme, discrepar, acordar; por el contrario, me impulsa a ello. Si hoy usted dice qué día de qué mes y de qué año está viviendo, lo hace gracias al aporte de la Iglesia Católica.

Celebro junto a muchísimas personas (católicas, evangelista, de otras religiones, no creyentes, …) la decisión del Senado de la Nación Argentina de rechazar el proyecto llamado de Interrupción Voluntaria del Embarazo, porque acepta la eliminación de un ser humano en gestación, el más vulnerable de los seres humanos.
Teniendo en cuenta lo que dice la Constitución de la Nación Argentina (que ¿Cuántas veces juró respetar?), me expreso en respeto y defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural y acorde al Preámbulo de la misma, junto a miembros de la Parroquia San Antonio de Padua de San Antonio Oeste, Diócesis de Viedma, hemos “invocado la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia” durante 12 horas de ayuno, oración y adoración al Santísimo Sacramento para que ese proyecto sea rechazado mientras sesionaba el Congreso.
Lo saludo con el respeto que usted se merece.

Blanca Susana Jeréz – DNI 13.097.155


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