HISTORIAS SANANTONIENSES. En el cementerio principal de Punta Arenas, un cenotafio llama la atención de los visitantes. A primera vista, podría parecer un monumento en honor a los marineros caídos en la Batalla de Malvinas, pero en realidad, es un tributo a los marinos alemanes que perdieron la vida en los enfrentamientos navales durante la Primera Guerra Mundial, hace más de un siglo.
Uno de los capítulos más intrigantes de esta historia bélica se sitúa en las costas sanantonienses, donde un acorazado alemán recaló en un intento desesperado por escapar de la captura tras la derrota frente a la flota inglesa cerca de las Malvinas. El líder de la escuadra alemana era el renombrado almirante Maximilian Graf von Spee, quien eligió la icónica Ruta del Cabo de Hornos en su intento por regresar a su patria. Sin embargo, este camino lo llevó a chocar con la vigilancia naval británica establecida en las Malvinas.
En las aguas del Pacífico, los alemanes lograron inicialmente una ventaja sobre los ingleses, destruyendo una escuadra cerca de la ciudad chilena de Coronel. Sin embargo, la suerte cambió cuando la flota alemana se movió hacia el Atlántico y decidió atacar Puerto Stanley en las Malvinas. La demora en esta acción y la confusión causada por mensajes telegráficos falsos permitieron a los británicos prepararse para la defensa de la isla.
La batalla trágica que se desarrolló al sur de las Malvinas resultó en una derrota para los alemanes. Más de 2,000 marinos alemanes, incluido el almirante Spee y sus hijos, perdieron la vida en esta tragedia. Sin embargo, algunos buques lograron escapar, como el crucero «Dresden», que recibió ayuda del práctico de Punta Arenas, Albert Pagels. Este crucero se internó en el laberinto insular del sur de Chile y finalmente fue hundido en el archipiélago Juan Fernández.
Junto al «Dresden», el «Seydlitz», un poderoso crucero de batalla de la marina imperial alemana, también sobrevivió. Este buque, originalmente un trasatlántico de la Norddeutscher Lloyd, intentó huir a lo largo de las costas marítimas argentinas, llegando incluso a las costas sanantonienses, sorprendiendo a las comunidades locales.
El «Seydlitz» tuvo un destino diferente al de sus compañeros. Sin combustible después de la Batalla de Malvinas, se rindió en San Antonio Oeste el 18 de diciembre de 1914. Luego fue trasladado a Puerto Belgrano, donde quedó confinado durante la mayor parte de la guerra y posteriormente retomó sus viajes oceánicos hasta su desguace en 1933.
Este episodio dejó una anécdota curiosa en la historia de la Prefectura Naval Argentina. La rendición del «Seydlitz» en San Antonio Oeste involucró un asado como parte del proceso y permitió a los marinos extranjeros comprender el procedimiento. Según señala la historia local, estaban en esa mesa el entonces intendente Luis Peirano con los vecinos Ludolfo Kuster, Kurst Fresse y Rodolfo Machello.
La ironía histórica se hizo presente un cuarto de siglo después, cuando la flota inglesa chocó nuevamente con los alemanes en el Atlántico Sur, liderados por el «Admiral Graf Spee», uno de los nuevos «acorazados de bolsillo» alemanes. La historia continuó tejiendo su intrincada trama en la región, con nuevos eventos y desafíos, incluyendo la posibilidad de submarinos hundidos frente a las costas rionegrinas.
Esta confluencia de hechos históricos en la región de San Antonio revela la profundidad de las conexiones marítimas y los giros inesperados que la historia puede tomar en tiempos de conflicto global.
Recopilación de Marcelo Pesaresi – Fuentes: Andrés René Rousseaux (Historia de la Prefectura Naval Argentina) – Sitio de la Naval History and Heritage Command – Libro «La Marina» Editorial Delta S.A. – Apuntes de Omar N. Cricco (desde Choele Choel diario RN) – Libro German Battlecruisers de Gary Staff .