En la encantadora costanera de San Antonio Oeste, el recorrido por la misma, cerca del emblemático muelle “Heleno Arcángel”, se ha transformado en un destino obligado tanto para turistas como para residentes locales. Este espacio reúne un paseo de artesanos y una oferta gastronómica única, destacada por sus productos frescos del mar.
En los últimos años, este paseo se ha consolidado como uno de los sitios más visitados gracias a su combinación de precios accesibles, artesanías de calidad, gastronomía local y una cálida atención por parte de los comerciantes. El paseo está abierto todos los días, desde las 9 de la mañana hasta el cierre de la jornada, ofreciendo una experiencia que invita a quedarse.
Entre las opciones culinarias más destacadas se encuentran las tablas de mariscos, que incluyen rabas, langostinos, papas fritas, bastones de merluza y empanadas. Los precios van desde los 22.000 pesos para una persona hasta los 35.000 para cuatro, mientras que las porciones individuales de rabas o langostinos rondan los 12.000 pesos. También se ofrecen platos tradicionales como el filet de pescado a la plancha y empanadas de diversas variedades, desde pez gallo hasta tiburón.
Recorriendo el lugar con el programa radial de verano de nuestros medios, María, una turista proveniente de Río Colorado, comentó: “Venimos todos los años. Este lugar siempre es nuestra parada obligada para disfrutar de los mariscos y luego pasar el día en la playa”.
El paseo también es famoso por su variedad de artesanías y piedras naturales. Los colgantes en acero quirúrgico, emplatados y con piedras como amatista, cuarzo, malaquita y citrino son muy valorados por los visitantes. “Siempre les damos una guía sobre las piedras, con una leyenda bonita que encanta a quienes nos visitan”, comentó uno de los artesanos del lugar.
San Antonio Oeste no solo ofrece gastronomía y artesanías, sino también un ambiente cargado de historia y fidelidad. Muchos turistas destacan que vienen desde hace más de una década, recomendando el lugar a nuevos visitantes. “Tenemos clientes que empezaron viniendo con sus hijos pequeños y ahora regresan con sus nietos. Es un mimo que valoramos mucho”, añadió otro comerciante.
El clima agradable, con brisas frescas que acompañan los días soleados, complementa la experiencia en la costanera, atrayendo a quienes buscan disfrutar de un paseo tranquilo y vistas espectaculares.
El paseo costero de San Antonio Oeste no es solo un punto de encuentro, sino una experiencia que combina tradición, sabor y calidez humana, invitando a todos a volver una y otra vez.