Central nuclear: la clase política se divorcia de sus bases





Las manifestaciones públicas de los vecinos de esta zona Atlántica de la provincia de Río Negro ya comienzan a subirse de tono. Es su real y preciso derecho de manifestarse, los vecinos, fuera de toda bandería política expresan su descontento con el anuncio de instalar una Planta Nuclear en esta parte de la provincia.

Tras los sesenta día de haberse filtrado la información y de darse inicio a una inmensa campaña desde el Estado para ablandar a la comunidad, lo que parecía un rumor ya está instalado como posibilidad cierta.

Argentina necesita mayor generación de energía eléctrica. No posee fondos para encarar una política de energía limpia y alternativa y se ve en la obligación, sometimiento o conveniencia, de meterle mano en forma rápida a lo que hay en el mercado. Para ello debe el proveedor hacerse cargo de los tiempos y las formas de pago. A cambio, este exige que se instale su tecnología. Así fue la forma de la negociación. Y Mauricio Macri negoció con las empresas chinas para que provean su tecnología “llave en mano” y bajo sus estrictas pautas.

Aquí no existió ni planificación, ni sentido común ni nada que se le parezca. Se echó a correr la noticia y “arréglate como puedas”.

Con este acompañamiento “silencioso y sin protestar” la clase política rionegrina se divorció de sus mandantes. Colocó una peligrosa bisagra que puede contribuir a cimentar más aún la denominada grieta, profundizarla, en consecuencia hacer trizas el tejido social.

Hoy más que nunca, las decisiones de los gobernantes debe ser netamente empática. Para ello básicamente necesita interpretar, basar sus acciones desde el consenso y la puesta e común de estos temas que son sensibles a la sociedad.

Las expresiones públicas en Viedma, SAO y Las Grutas no son promovidas, son espontáneas. La clase dirigente debe abandonar el silencio y si se comparte esta iniciativa gubernamental decirlo.

No se conocen las explicaciones que sustenten la instalación de una planta nuclear. Los gobernantes omitieron este deber constitucional. Deben informar al soberano. No se puede atropellar las apreciaciones o percepciones de una sociedad. Hay que enfrentarlas con la verdad.

Esto significa que deben existir claras premisas de los ejes a favor y las contras. Más aún se deben profundizar en los contenidos cuando hay dudas y rechazos como los que se experimentan en la costa atlántica rionegrina.

El impresentable intendente de Sierra Grande vuelve a priorizar sus intereses personales por sobre los de la comunidad. A viva voz defiende la llegada de la central nuclear. Lo hace de la misma forma que defendía a la empresa china que explota el yacimiento de hierro y defolqueó la empresa exportando miles de toneladas de hierro y no trayendo recursos económicos a la Argentina lo que desencadenó el despido de 350 trabajadores.

Se puso en la misma línea del gobernador para recibir alguna raspa de la gran olla nacional. No debate el futuro ni las posiciones a favor o en contra. Apoya para salvarse.

Ahora deberán hablar los otros referentes, los políticos, empresariales y sociales. Hay que debatir e informarse.

Hay que ponerse la camiseta de un futuro cierto. Hay que abandonar la conveniencia coyuntural y a los falsos profetas. (Caludio Gutierrez prensa GeoMinera)

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