Comunicado de la concejal Marcela Dodero

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Con profundo dolor y decepción hago público mi rechazo a los actos vandálicos sucedidos en la noche de este sábado 14 de mayo.

A nadie escapa mi participación en el evento, como tampoco mi compromiso con la causa, la necesidad de visibilizar nuestras luchas y la búsqueda por una sociedad inclusiva y justa. Forme parte de un evento que durante todo el día trabajo en aulas talleres, de donde surgieron conclusiones hermosas y se dio en un marco de respeto y cordialidad. Pero la destrucción de símbolos patrios, el daño a infraestructura del Estado, la provocación violenta y el ensuciar deliberadamente espacio público, de ninguna manera pueden ser consentidos bajo la falsa pretensión de ser “actos disruptivos”; son simplemente hechos vandálicos y como tales reprochables enteramente.

Mi pena no sólo es inmensa, sino que también es doble. Me apena ver que la causa en la que creo se vea disminuida al actuar irresponsable e irrespetuoso de una parte de sus integrantes. Y me apena enormemente ver a mi pueblo lastimado en sus paredes y sus símbolos, por el simple hecho de haber sido anfitrión de este evento. Pena y vergüenza, lo confieso, eso es lo que siento.

Por todo esto y a riesgo de la utilización política que se haga de mis palabras, quiero pedir disculpas a mis vecinos y vecinas de Las Grutas, ofrecerme personalmente en la reparación de los daños ocasionados y comenzar a compensar con estas palabras surgidas de la angustia, la inmerecida ofensa padecida en la tarde noche de ayer. 

Al mismo tiempo y con la misma franqueza, a quienes de manera oportunista crean ver en este repudiable hecho, la forma de desplazar o acallar a una mujer que siente orgullo por hacer política, quiero decirles que se equivocan si creen encontrar aquí un atajo que no les facilitaron las urnas. Soy y seguiré siendo una Concejala, que con aciertos y errores, representaré el ideario de causas que me identifican; en los aciertos encontraré el respaldo de las personas de mi pueblo y en los errores ustedes tendrán siempre mi compromiso sincero y humilde de reparar lo sucedido.

Finalmente a mis compañeras de lucha de otras localidades debo decirles que nos merecemos un debate profundo sobre los métodos y acciones. Crecer dentro de las instituciones significa en primer lugar respetarlas. Los lugares alcanzados a fuerza de militancia y trabajo, no pueden ni merecen ser dilapidados por inmaduros actos anárquicos, que tienen más de funcional que de rebelde.

No escribo estas líneas para encontrar solidaridad, pero sí para dejar en claro mi posición. Mi intención es simple y sin tapujo: pido disculpas a mi pueblo por lo sucedido, por no haber podido frenar o evitar lo ocurrido, dejar en claro mi repudio al vandalismo y el ofrecimiento abierto a la reparación del daño infligido. Es todo en cuanto hoy tiene mi corazón para decirles, perdón.

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