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Editorial: imperiosa necesidad

Casadei buscar reimpulsar el programa GIRSU, luego de varios años de no acceder a fondos del mismo. El último período de Javier Iud, con el dinero que llegó de ese programa nacional, se saneó una buena parte del basural a cielo abierto, se compraron tres camiones 0 km, una topadora y una pala cargadora, que fue expuesto en el desfile del pueblo aquel año 2010.

Dos lustros después, ese material está en desuso. Ahora, el actual mandatario comunal, espera reimpulsar el saneamiento. Destinó una partida importante, ocho millones para llevar adelante el esquema que ya fue elaborado por la Agencia de Medio Ambiente, uno de los mayores desafíos será corregir hábitos de la población, que de manera consuetudinaria arroja basura dónde sea, sin importarle lo más mínimo su entorno y la salud de sus vecinos, como de su propia familia.

No es un camino fácil, hacer entender a la población, sobrada muestra, cuando se saneaba un lugar, arrojaban en otro, lo que acontece actualmente, por ejemplo, detrás del aeropuerto, van generando un gran y nuevo basural.

El cambio de mentalidad debe pasar por absolutamente todos, ese reto, no es inmediato, llevará años y si este programa comienza, debe tener prolongación, porque estamos llenos de ejemplos en el tiempo, de inicio de algunos proyectos públicos, pero con falta de continuidad, mayormente se debe al financiamiento.

Seguramente el intendente hablará de esto en su discurso anual este lunes, con el repaso de un año pandémico, dónde se vieron frustradas iniciativas que se tenían para las tres localidades y la emergencia sanitaria derivó en reestructurar, no solo partidas, sino también decisiones.

En el medio de esa cuarentena, hoy más flexible, Casadei cambió parte de su equipo, que probablemente lo refrendará en este comienzo de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante.

Pero no hay un equipo homogéneo y muchas de las determinaciones que tomaron los funcionarios no estuvieron a la altura de las necesidades del vecino. La comunidad lo va notando.

No son momentos de relanzamientos, pero sí de apuntalar políticas, el rudimento de eso es el recorrido por las oficinas burocráticas de Buenos Aires, dónde atienden quienes manejan los fondos. Las gestiones, indefectiblemente se deben realizar allá, ese es el camino, como también aprovechar los interlocutores válidos que se tiene en Río Negro, como diputados y senadores.

Es un año político, el mandatario comunal lo sabe, es ahora apurar las gestiones, son períodos de recibir los guiños y como dice el dicho “billetera mata galán”, la plata la tiene el peronismo gobernante, pero el bien para la comunidad no tiene banderías.

Otra pata, es trabajar con la provincia, si bien las obras de saneamiento, como lo presentado al ANHOSA, para el plan de cloacas, traen servicios, como la red de agua, los mismos no están aún a la altura del crecimiento de la comunidad, entonces faltan inversiones.

Si hubiera sido un verano normal, las condiciones de escases de agua potable, como de sostenimiento de la tensión eléctrica, la población y el turismo, hubieran padecido junto a las autoridades municipales, un grave problema.

Este acelerado crecimiento no trajo en sí, las inversiones necesarias en el tiempo pera que estos servicios puedan brindarse con la mejor prestación. Lamentablemente es un reclamo de años y nunca terminan de alcanzar.

Dice el dicho popular que “Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires”, estas gestiones traen expectativas en la población, no hay que dejar de golpear las puertas del poder.

Es imperiosa la necesidad de que repunte el sistema económico, a pesar de los altibajos de las temporadas en la zona, que esta semana, por ejemplo, en la pesca, se vio afectada por el freno intempestivo a los artesanales.

Para la resolución del problema confluyeron todos, Nación, Provincia y Municipio. Para esta confluencia, esperemos, no sea solo por conflictos, sino también por bienestar a la sociedad, que lo merece.

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