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La odontología “de emergencia” en San Antonio Oeste a principios del Siglo XX

- Costanera cerca de Los Tamariscos. Barrio Ferroviario año 1915.

HISTORIAS SANANTONIENSES. En abril de 1911, el suizo Leonhard Ardüser quien; desde febrero del mismo año venía trabajando para la Comisión de Estudios Hidrológicos bajo las órdenes del ingeniero norteamericano Bailey Willis; llegó muy dolorido a San Antonio Oeste por causa de una infección en varias muelas.


El malestar lo venía acompañando más de diez atrás y vale la pena mencionar la resistencia del centroeuropeo por qué; cualquiera que ha padecido dolor de dientes con infección; sabe muy bien cuanto incapacita el sufrimiento. Ardüser trabajaba en la construcción del ferrocarril que habría de unir San Antonio con Bariloche.

El ocho de abril, ya instalado en Puerto San Antonio -nombre con que se lo conocía entonces- busco a un doctor italiano de larguísima barba del cual lamentablemente, no aporta datos. Luego de la cena en la fonda donde alojó y donde también pernoctaba el médico, el suizo le pregunto si era “mago” y podía extraer muelas sin dolor. Cuando el italiano le preguntó la cantidad de muelas que tenía que quitarle de la mandíbula y al oír que eran tres, dio un respingo y dijo que solo podía prometer actuar con cuidado y delicadeza.

Esa noche fue muy fea para el constructor de ferrocarriles. Hubo una fuerte tormenta y el agua entro en la habitación donde pretendía dormir un poco. Parece que no pudo hacerlo por culpa del ruido del temporal y del dolor que lo afligía. A las ocho de la mañana fue al hospital bajo la lluvia, donde lo esperaba el médico. Luego de ver su boca, le pidió tiempo para preparar la cirugía y que regresara al mediodía. Finalmente, transcurrida la espera, llegó la hora de averiguar cuanto dolor podría llegar a soportar.

Escribe Ardüser: “Cuando miré la sala con camas, la de operaciones, y observé los preparativos por parte del ayudante del doctor juntando los elementos para la extracción, me convencí de que hay cosas más terribles que te arranquen muelas”.

Luego agrega: “Fue un trabajo difícil y no se quien sudaba y sufría más, si el doctor o yo. Las muelas estaban encajadas profundamente en el maxilar y alguna salió solamente en pedazos. El profesional me calmaba y me pedía paciencia y le dijo a su ayudante, que me tenía agarrado de la cabeza, que me trajera un coñac doble. Con la raíz de la tercera muela sin extraer, me fui al hotel a acostarme. Al día siguiente me levanté tarde y fui a comprar tabaco para mis colegas y para mí”.

Detalla a continuación las marcas: “Allemann”, “América” y “Hebra Negra” que adquirió por una cantidad de 12/5 kg, los que pagó treinta y un peso con cincuenta y cinco centavos. En su diario se queja de lo caro que están las cosas en el pueblo cuyos precios no tienen, asegura, ninguna diferencia con los de Bahía Blanca.  Luego compró algo de ropa porque no quería tomar frío al exponerse al fuerte viento de la región.

Agrega además, que alcanzó a divisar al mar abierto que queda como “una hora de camino del pueblo y la bahía parece un río –se refiere a la ría de San Antonio, Caleta del Oeste o simplemente “marea”- que se extiende a lo largo de la urbanización. El pueblo es bastante grande, todas las edificaciones son de chapas acanaladas, parecen galpones; muy pocos, con excepción de los Hoteles y el Hospital, por dentro están revestidos de madera. En verano son calurosos y en invierno muy fríos. Los barcos, tanto veleros como pequeños vapores, se arriman hasta la estación del ferrocarril y, cuando hay bajamar, el agua desaparece totalmente”.

Dice seguidamente que “a la noche pagué la cuenta del hotel, desde el 4 de abril a la tarde hasta el día 7 a la mañana, once pesos con cincuenta y la del doctor diez. Esta última me pareció realmente barata, esto se lo debo al arquitecto Otto Frei de lo contrario podría haber llegada a veinticinco o treinta pesos. En Bahía Blanca se paga al médico por casa extracción cinco pesos y al dentista diez. Aquí hay únicamente un médico, pero ningún dentista”.

¿Quién sería el médico que atendió al valiente Ardüser?

Según narra el francés radicado en San Antonio Oeste René Henry Lefevbre en su libro Mi querido Puerto San Antonio, los dos primeros médicos que trabajaron en esta localidad entre 1905 y 1910 fueron Anselmo Estrella y José Fassone quienes atendían en el consultorio de la enfermería del Ferrocarril recientemente habilitada. Aclara Lefevbre que, luego de estos médicos, apareció el recordado doctor Rogelio Cortizo pero mucho después.

De modo que, ateniéndonos al relato del suizo y habiendo notado que lo identificó como italiano, lo más probable es que haya sido el médico José Fassone el esforzado que se atrevió a quitar tres muelas con copas de coñac y su «ayudante» el otro médico de apellido Estrella. (1)

Observamos una contradicción en las fechas

Ardüser estuvo en San Antonio Oeste en 1911 y Lefevbre apunta que la actuación de Fassone fue hasta el año anterior. Pero sabiendo que el francés citaba datos aportados por la memoria de otros –él llegó a la región a principios del año 1938- suponemos que escribió sin la posibilidad corroborar. Notamos en nuestro trabajo diario en el archivo fotográfico del Museo Municipal de San Antonio, varias discrepancias entre los datos aportados por Lefevbre y otros autores locales como Joaquín Izco debido a la recopilación de datos que proporcionaban de memoria testigos de la época.

Nota

Adrián Osovnikar, historiador de San Antonio, aporta la siguiente información: «En el libro de la Junta de Investigaciones Históricas de Río Negro-reseña escrita por Ramón Guerreño- se cita que el doctor José Fassone falleció el dia 13 de marzo de 1910 suplantándolo el doctor Rogelio Cortizo por un breve lapso hasta la llegada del Doctor Miguel Lembeye-medico ferroviario- quién permanecerá atendiendo al personal ferroviario y pobladores en general, hasta los primeros días de enero de 1930. Posteriormente fue relevado por el doctor Justino Ramos Mexia, padre de  nuestra convecina Teresa Ramos Mexia de Insua. Añado que, luego de la defunción de José Fassone, se incorporaron dos médicos adicionales en los meses subsiguientes. También, justo es recordar, que trabajaron en nuestra ciudad quien sería la primera odontóloga Mika Feldman (reconocida por alcanzar el grado de Capitán durante la Guerra Civil Española) y su esposo Hipólito Etchebehere quien trabajó como técnico dental».

Evidentemente tenemos un problema a la hora de identificar al médico que atendió a Ardüser puesto que, en la página 33 de su libro, lo identifica como italiano. Textual dice: «Ni bien nos arrimamos a la mesa -del hotel donde se hospedaba- fui presentado a un amable caballero con tupida barba blanca. El doctor era italiano del norte». ¿Se equivocó Ardüser al describir la nacionalidad del doctor? Quizás. Habrá que redoblar esfuerzos a ver si se puede dilucidar quien fue el hombre que sacó tres muelas a fuerza de copas.

 Autores Por Marc Pesaresi (in memoriam) – Mirian Miler

Bibliografía consultada: Ardüser: Jorge: Un suizo en la Patagonia. El diario de Leonhard Ardüser. Su trabajo y sus vivencias a la par de la construcción del ferrocarril, en la hoy llamada “Línea Sur” desde San Antonio al lago Nahuel Huapi en 1911-1912; edición del Autor; Bariloche; Río Negro; Argentina; 2004. Datos Lefevbre; René Henry: Mi querido Puerto San Antonio; Edición del Autor; Río Negro; 1977.

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