LESIONES EN EL FUTBOL





 La FIFA definió en el año 2000 a lesión como: “Lesión a aquella ocurrida durante la práctica del futbol y que le provoca al deportista la ausencia a entrenamientos y partidos, seguida por la necesidad de un diagnostico anatómico del tejido dañado y el tratamiento correspondiente”.

Los jugadores de fútbol, como los practicantes de cualquier otro deporte, están expuestos a sufrir lesiones. La primera buena noticia es que la mayoría de ellas revisten carácter muy leve o leve, y se pueden prevenir.

LESIONES FRECUENTES.

Son pocos los tipos de lesiones que componen el grupo de las lesiones propias del fútbol. Lógicamente, se localizan principalmente en las piernas de los jugadores. En todos los deportes se producen lesiones como consecuencia directa de las acciones y movimientos que les son propios. Entre las más frecuentes destacan las contusiones musculares, los esguinces en las articulaciones y las lesiones de la cabeza:

  • Lesiones en los tobillos: El esguince de tobillo es la lesión que más frecuentemente se produce en el fútbol.
  • Lesiones en las rodillas: Una de las lesiones más graves que se pueden sufrir en el fútbol es el desgarro del ligamento anterior cruzado de la rodilla. Sin embargo, también otros partes de la zona pueden resultar afectadas (meniscos).
  • Lesiones en los isquiotibiales: Los isquiotibiales son los músculos situados en la parte posterior del muslo. Sufren frecuentes lesiones como resultado de los cambios de velocidad y de los movimientos bruscos.
  • Lesiones en la cabeza: Lo más importante cuando nos encontramos ante una lesión en la cabeza es descartar la presencia de una conmoción.

CÓMO PREVENIR LAS LESIONES.

Algunas de las lesiones que se producen en el fútbol son como los accidentes: imprevisibles e inevitables. Sin embargo, la mayoría se pueden prevenir. Lo importante es saber cómo hacerlo. Para lograrlo, es fundamental saber cómo protegerse a sí mismo y a los demás:

  • Esperar siempre hasta que la recuperación sea completa, una lesión mal curada supone un riesgo claro. Volver a jugar demasiado pronto conlleva un gran peligro: que el cuerpo aún no sea capaz de sobrellevar el esfuerzo.
  • Utilizar el equipo de protección adecuado. Las “canilleras” protegen la parte inferior de las piernas de posibles contusiones óseas durante el entrenamiento y los partidos. Deben ajustarse a cada persona en largo y ancho para cubrir por completo toda la superficie.
  • Tras una torsión de tobillo, es preciso vendar la zona o colocar una tobillera para prevenir una recaída o un empeoramiento.
  • Juego limpio: respetar las reglas del juego.
  • Efectuar ejercicios de protección con regularidad. Los programas de prevención combinan ejercicios de manera estructurada que ayudan a fortalecer los músculos y las articulaciones. Pero incluso el mejor programa resulta infructuoso si no se realiza regularmente.

PRIMEROS AUXILIOS EN LESIONES MUSCULARES Y ARTICULARES.

Existe un sencillo protocolo de cinco pasos —protección, reposo, hielo, compresión, elevación— que se puede utilizar para minimizar los efectos de una lesión muscular o articular. Este procedimiento debe aplicarse inmediatamente de producida la lesión, cuanto antes mejor.

En situaciones de emergencia, llamar a una ambulancia si:

  • Pérdida de consciencia (¡nunca se debe mover a un jugador inconsciente!).
  • Lesiones de cuello (¡nunca se debe mover a un jugador con una posible lesión en el cuello!).
  • Huesos rotos.
  • Lesiones graves en la cabeza o en la cara.
  • Lesiones oculares.
  • Lesiones abdominales.
  • Cualquier incertidumbre acerca de la gravedad de la lesión.
  • Dificultades para respirar.

Dr. Edgar Torres, traumatólogo, Hospital A. Serra.

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