HISTORIAS SANANTONIENSES. La localidad de San Antonio Oeste tiene una de las historias más ricas de nuestra Patagonia y un paisaje de excepción, con hermosas playas y sin duda “el golfo más azul del continente”.
Sus pobladores saben de grandes sacrificios y son la continuación de un puñado de pioneros que con su trabajo forjaron sus sueños, aspiraron a un destino de grandeza y a pesar de mil inconvenientes nunca bajaron los brazos.
Supieron sobreponerse a la falta de agua, a la inclemencia del clima, a las postergaciones históricas, al desaliento cotidiano, al desarraigo, a la decadencia del ferrocarril, a los naufragios, a las crisis recurrentes.
Dejaron instituciones, perseveraron en lo suyo, formaron numerosas familias y acogieron en su seno a forasteros de otras provincias y extranjeros que se integraron a la vida comunitaria.
¿Son las nuevas generaciones merecedoras de tal esfuerzo? ¿Qué les ha sucedido en el tiempo?
Hoy los desafíos son aún mayores: la pavimentación de la Ruta Nacional N 23 en el marco del Corredor Bioceánico Norpatagónico, requerirá los mayores esfuerzos para acoger al turismo y prestar con excelencia los servicios elementales; promover la radicación de industrias; establecer la una reglamentación para la actividad pesquera que contemple la conservación del recurso; el cuidado del ambiente, entre otras demandas de urgente resolución.
San Antonio Oeste, el Puerto y Las Grutas, unidas y con un proyecto común, tienen un potencial enorme de desarrollo para ser un gran polo único en la Patagonia. Solo falta soñar en grande, acentuar su idiosincrasia y recuperar el tesón de los pioneros.
En las últimas palabras de su libro este vecino visionario dejó un claro mensaje: “Nuestras últimas palabras serán auténticamente, genuinamente sanantonienses, como hablaron los viejos pobladores, y que a pesar de todas las contradicciones negativas, nunca perdieron la fe ciega, la esperanza inconmovible, imperturbable en los destinos de San Antonio, y siguieron trabajando obstinadamente , manteniendo un núcleo optimista a pesar de todo, una verdadera fortaleza inexpugnable, de la más pura mística”.
Y razón tenía en sus aseveraciones, los pueblos se hace grandes cuando sus pobladores no bajan los brazos, no pierden la esperanza, esta unidos a proyectos comunes, sueñan en grande y conservan esa mística que es la fuerza de los pueblos libres y dueños de su destino.
Ya lo dijo Ortega y Gasset sobre los argentinos: Sanantonienses, “a las cosas”.
(Jorge Castañeda Escritor – Valcheta)