Siempre termina siendo la vedette del verano y la playa más concurrida al sur de Las Grutas.
Es el refugio de quienes buscan escaparse del centro de la villa balnearia y llegan a ocupar los espacios para la relajación y envolverse con el entorno natural, a la vista de rocas milenarias que le dan una distinción realmente inigualable.
Solo hay que recorrer escasos cinco kilómetros por el camino de la costa hacia el sur e ingresar, allí uno descubre de inmediato los encantos que tiene preparado la naturaleza.
El turista que asiste, pasa el día aprovechando que puede adquirir diferentes platos gastronómicos de los distintos lugares de ventas y de paradores que dan hacia la playa.
Las Piedras Coloradas que sobresalen de la arena, bañadas por el mar, es un imán para los niños que suben y bajan explorando los rincones, no se quedan atrás los adultos, que usan esos altos lugares para selfies y fotografías, el rojo y el azul se confunden en un abrazo.
A veces varios transitan caminando, paseantes o personas que realizan largas caminatas llegan desde el centro hacia esa playa y regresan marcando un itinerario ocurrente con las pleamares.
Quien llega hasta allí aprovecha el largo del día, que en verano, el sol se oculta lejano en la tarde, entrada la noche. Varios continúan hasta incluso rodear la biblioteca artesanal. O se deslizan por las arenas de los médanos.
Concurrir a Piedras Coloradas, es el lugar que no se puede dejar de visitar si uno llega a Las Grutas, aguas claras, tibias y relajantes.
