Una triste paradoja por la que aún sufren los sanantonienses mas humildes

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Como brutal paradoja, el mismo día en el que se produjo, 32 años antes, la mayor tragedia pesquera en aguas del golfo San Matías, murió Antonio “Farolito” Ricci, patrón del buque siniestrado en alta mar, que vivió un penoso vía crucis al garete con sus tripulantes muertos y heridos deambulando por 5 días hasta que fue encontrado.


El buque Pesquero “Namuncurá” orgullo de la flota de la empresa sanantoniense, ya desaparecida “Galme Pesquera” había zarpado con la marea matinal de ese 25 de octubre de 1989, con Ricci al comando en el puente y 10 tripulantes a la zona de pesca marítima rionegrina. Según aseguraron en su momento, desde tiempo antes de la tragedia,  tripulantes del mismo, el buque adolecía de problemas muy serios de seguridad, entre ellos un filtro de aceite por el que se producían fugas y que los maquinistas debían trabajar continuamente.

Sobre el atardecer del primer día, se desató el desastre, una furiosa llamarada ascendió desde la sala de máquinas al puente  calcinando el castillaje y allí se producen las primeras muertes entre ellos el maquinista.

Con el buque a flote pero sin maquina ni gobierno y sin que nadie lo buscara, el “Namuncurá” recorrió impulsado por las corrientes marinas el golfo en tanto los heridos mas graves iban muriendo y los heridos solo atinaban a depositar los cadáveres tapados en hielo, que ellos mismo bebían durante su calvario hasta el rescate ocurrido, por presión de patrones y tripulantes ante la Prefectura Naval Argentina ya que la empresa y su armador Roberto García nada hacían al respecto.

Sus sobrevivientes gastaron su tiempo y recursos esperando respuestas de la empresa, la mayoría no volvió a navegar y el recuerdo solo está en la memoria de sus deudos, colegas y amigos.

Hoy 32 años después, “Farolito” se unió a sus tripulantes muertos a bordo.

Para dar una idea de la magnitud del incendio en la superestructura, ya que fui uno de los primeros en subir a bordo al llegar “a la conserva” al puerto pesquero, por aquella época “Muelle de goma”, pude ver sobre la mesa de la camareta una pava de aluminio totalmente fundida, como muestra incontratable de la furia del fuego que arrasó al buque.

Julio Ramón Alcalde.

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