Editorial: «cuello de botella»





La reunión del consejo asesor pesquero el viernes se puede resumir en esta frase “la pesca excesiva y la sobrepesca en el Golfo San Matías han llevado a una disminución significativa en las poblaciones de merluza y langostino”.

No es hora de buscar un solo culpable, hay un montón, toda la pirámide tiene causantes en este “cuello de botella”, uno de los tantos. Crisis hubo varias, como la actual pocas.

Luego de escuchar el panorama sombrío, el próximo jueves deberán reunirse todo el arco pesquero, para brindar cada uno un concepto de posible solución desde su sector. Tarde.

Es hartamente sabido que gran parte de las familias de las comunidades costeras que dependen de los recursos pesqueros, ante una crisis, son las que sufren inicialmente, el mercado en el cual están involucrados continúa y así la cadena.

La fútil mención desde ahora por parte de los actores y del gobierno será mencionar otra frase, apotegma consabido que resumiremos “uno de los mayores desafíos en la gestión de la pesca es garantizar que se utilicen prácticas sostenibles y que las poblaciones sean protegidas y conservadas. Esto implica limitar la cantidad de peces que se capturan, así como garantizar que se utilicen métodos que minimicen el daño que se hizo”.

Los científicos del CIMAS hablaron, dieron pautas, tanto para la obtención de langostino, como para la captura de la merluza. La historia reciente de los gobiernos rionegrinos marca que las políticas de pesca a menudo son difíciles de implementar y hacer cumplir, al igual que las recomendaciones de los biólogos.

En resumen, el problema de la pesca en el Golfo San Matías es complejo. Innegable que se requiere una gestión responsable y sostenible de los recursos pesqueros para garantizar recuperación de la biomasa, tener en cuenta que esto debe llevar al bienestar de las comunidades costeras y la viabilidad económica de la industria pesquera que hoy vive, otra vez en una pendiente en la cual van padecer los trabajadores.

Salir inmediatamente de la coyuntura en la que se encuentra esta producción primaria seguramente es el objetivo, pero la recuperación será lenta en años.

De la misma forma, el inconveniente inmediato es el de los frigoríficos en el cual los propietarios van camino a que, al menos dos de las industrias, cierren y se transformen en cooperativas de trabajo. Para ello deberá prescindir del recurso humano actual.

Se conocen muchas cooperativas cuya mano de obra es precarizada, los trabajadores se ven obligados a convertirse en miembros para poder acceder a trabajos temporales, en lugar de tener un contrato de trabajo directo con el empleador. Lo que viene denunciando el STIA cuyos gremialistas no se quedarán tranquilos.

El axioma es indiscutible, la precarización del trabajo es una realidad preocupante, los obreros enfrentaran condiciones laborales inestables y mal remuneradas, son aprovechada para obtener beneficios económicos a expensas de los trabajadores. Por algo insisten en ponerla en marcha.

(por Carlos Aguilar, editor).

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