Luego de 14 años de compromiso ininterrumpido con su comunidad, Rosa Painemal culminó su mandato como presidenta de la Junta Vecinal del Barrio Comsal, en San Antonio Oeste. Su gestión, que comenzó en 2008 como secretaria de la primera junta del barrio, se extendió por varios períodos, algunos asumidos de manera voluntaria ante la falta de candidatos.
“Siempre estuve comprometida con el barrio, con o sin junta vecinal”, afirmó Rosa. Aunque ya finalizó su mandato el pasado 5 de mayo, reconoce que no será fácil desprenderse completamente del rol que durante años la convirtió en referente barrial. “Cuesta dejar, pero también quiero que otros vecinos se interesen y se hagan cargo”.
Durante su gestión, Painemal se destacó por su presencia constante en las calles y oficinas municipales, gestionando desde la colocación de contenedores de basura hasta el arreglo del alumbrado público. “Nunca me quedé quieta. Caminé, golpeé puertas, hice notas, y siempre me respondieron”, remarcó con orgullo.
Uno de los problemas persistentes en el barrio fue el arrojo de basura por personas ajenas a la comunidad. Rosa denunció que vehículos arrojan residuos en la calle Rosatto, generando un conflicto que logró enfrentar con la instalación de contenedores solicitados al municipio. “Eso desgasta, porque uno lucha para mantener todo limpio, pero viene gente de otros barrios y tira basura”, lamentó.
Más allá de las tareas administrativas, la gestión de Painemal también dejó una huella en la vida cultural del barrio. Actividades como Navidad, Reyes, Halloween, la Fiesta de las Carrozas y los tradicionales chocolates patrios fueron posibles gracias al esfuerzo autogestionado de vecinos y vecinas. “Nunca pedimos plata. Lo hicimos con lo que teníamos, con donaciones y con trabajo voluntario”, recordó.
Rosa también destacó el rol de otras colaboradoras, como Betty Quintana, impulsora de varias iniciativas festivas, entre ellas la creación de una carroza ganadora que representó a Comsal hace tres años.
Al cerrar esta etapa, Painemal expresó su deseo de que nuevos vecinos tomen la posta. “Uno no es imprescindible. Espero que se pueda formar una nueva comisión con el mismo compromiso”, dijo, reconociendo también el cansancio acumulado y la necesidad de pasar la posta.
Finalmente, agradeció a todos quienes la acompañaron: “Siempre que golpeé una puerta, tuve respuesta. Agradezco a los vecinos por cuidarnos entre todos”.
Con emoción, firmeza y humildad, Rosa Painemal deja un legado de trabajo, gestión y amor por su comunidad.
