Saint Exupery, como parte de la historia de los 116 años de San Antonio Oeste

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Antoine de Saint Exupery, en el libro Vuelo nocturno, que en su primera edición luce en tapa los colores de la bandera argentina, cuenta la historia de un piloto que une la Patagonia con Buenos Aires, inspirada en sus propias andanzas como aviador de la Compañía General Aeropostal que hacía las conexiones entre el resto de las ciudades y la capital federal.

Esta semana se cumplieron 121 años de su nacimiento.

Justamente el autor de “Vuelo Nocturno” pasó tres días en San Antonio Oeste, forma parte hoy de la historia de esta localidad, el aeródromo lleva el nombre del aventurero que murió un 31 de julio de 1944 en plena segunda guerra mundial, volando.

Precisamente en el libro ‘Vuelo nocturno’, quedarían plasmadas las sensaciones de sus incursiones por la Patagonia “A veces, después de 100 kilómetros de estepas más deshabitadas que el mar, cruzaba por encima de una granja perdida, que parecía arrastrar, hacia atrás, en una marejada de praderas, su cargamento de vidas humanas: con las alas, saludaba entonces aquel navío.”

Fue hace 9 decenios, nada menos, arrancaba noviembre de 1929 Saint Exupery, el hombre que amaba volar, llegó piloteando su avión a San Antonio Oeste, en aquellos años un pueblo perdido de la Patagonia, hoy un polo en crecimiento.

Llegó esa tarde en su avión al campo “Las Máquinas” de Bruno Peirano, uno que lo recibió. Otro fue Miguel Neman, quien era un pequeño en esa época y relató “En los dormitorios de arriba de ese hotel El Americano había una semiterraza. Por las noches tomaban whisky y comían ostras y el francés (por Saint Exúpery) salía a mirar el cielo. Decía que nunca había visto un cielo tan puro y estrellado como acá”. El americano siempre fue un lugar de encuentro de esa época.

Antoine de Saint-Exupéry arribó a la Argentina el 12 de octubre de 1929 con 29 años de edad, francés de nacimiento, apasionado por la aviación, entusiasta periodista y escritor.

“Era hombre alto, grueso, casi calvo, de andar bamboleante que algunos definían como parecido al de un oso, quería volar. Y también escribir. Volar era su vida. En lo alto, mientras el mundo quedaba a sus pies y él se hundía en el universo azul, sobre todo en la alta noche, su espíritu se apropiaba de la paz” mencionó el escritor Alvaro Abós en un ensayo sobre el autor de El Principito.

Había volado ya para la compañía de correo aéreo Latécoère, en Francia y Africa. Aeroposta Argentina, de capitales franceses, se había instalado en Buenos Aires, y por cuenta del Estado y con pilotos galos y argentinos, distribuía cartas y paquetes a través de una red aérea. Saint-Exupéry fue nombrado director técnico y encargado de organizar una nueva ruta al sur que ligara Buenos Aires con Río Gallegos, con escalas en Bahía Blanca, San Antonio Oeste, Comodoro Rivadavia y Puerto Santa Cruz.

En estos 116 años recordamos al hombre universal, que dejó entrañable huella, por estas tierras patagónicas.

  • Imagen de Saint Exupery antes de salir en su última misión. Arriba foto del hotel Americano de SAO, en la puerta el creador de El Principito junto a vecinos sanantonienses.

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