Escribió en 1831 el filósofo alemán Schopenhauer “la utilización del insulto como recurso dialéctico desacredita al que lo utiliza, porque revela que está falto de razones, carece de capacidad para desvelar las contradicciones del adversario y para desconcertarlo con fina ironía”.
Iud ¿volverá a la política?, probablemente. Lo revela someramente por las redes sociales y aprovecha cuanto debate aparece o cuando alguien “lo trae al campo de batalla”.
Sucedió con el delegado municipal de Las Grutas, los insultos que le propinó Carassale al ex intendente, “se viralizaron” ampliamente.
Más allá de lo acontecido, la política sanantoniense no deja de sorprender, menos aún en contexto de pandemia.
Casadei regresó a la intendencia tras 12 años, se supo reinventar y transitó la legislatura dando un vuelco a sus ideas y se integró a al proyecto provincialista. Desde su primera intendencia hasta ahora, estuvo constantemente en el terreno de la política.
Lo de Iud tiene más incertidumbre, tras un proceso judicial, se alejó de toda participación electoral, pero tiene vía libre para regresar y ser nuevamente actor principal de una futura coalición o del partido que siempre lo vio candidato.
Tanto Iud y Casadei, lideraron la intendencia por 16 años, sumando ambas gestiones. Fueron, indiscutiblemente, gran parte de la alternancia desde el inicio del milenio. Ambos cuentan, indudablemente de un caudal de votos, que el resto envidia.
El COVID19 trajo varias acciones y trabajo intenso no planeados, por eso van surgiendo nervios y cansancios de funcionarios, para eso se comprometieron a ser servidores de la sociedad que los coloca allí con su voto, para tomar decisiones o acompañarlas, consensuar y no enfrentarse. La gente quiere hoy labor y gestión. No peleas o insultos.
Pero si de decisiones se trata, Casadei tomó varias y ahora comienza a resolver sobre la apertura del turismo. Esto se los dijo a representantes de las entidades intermedias vinculadas al sector, quienes se entusiasmaron con la iniciativa.
Es mucho el trabajo por hacer en pocas semanas y esperar que los prestadores cumplan efectivamente con los protocolos, algo que se verá en menos de un mes. Será ponderable el hecho que ejecuten efectivamente el sello de calidad sanitaria.
Si bien tienen contemplado reforzar la parte sanitaria, el resultado puede ser incierto. El ejido sanantoniense no cuenta con una gran estructura de salud.
La zona andina tampoco cuenta con una gran complexión sanitarista, también se lanzan a cooptar la temporada de verano, la única que le queda para salir de la actual estrechez financiera.
Decididos a enfrentar lo que viene, tanto comerciantes como autoridades municipales, están en la sintonía de poder hacer funcionar la economía, que no será como en otras épocas, pero sí pondrá paños fríos a una situación a punto de ebullición.
Esto se vio en el alto valle hace una semana, tras el anuncio de la fase 1, la gobernadora recibió reprobación inmediata de los comerciantes de varias localidades y los bocinazos fueron para los intendentes. Estos presionaron y Carreras volvió atrás.
Además, la mandataria no tuvo buenas noticias durante la semana, el colapso en los hospitales sumó más preocupaciones en todos los ámbitos sociales. Esto se lo hicieron saber la mesa de conducción de JSRN en una reunión virtual.
Posterior a esto, el jueves por la noche, Pedro Pesatti aseguró que tiene «miedo» por lo que podría suceder en Viedma, a pesar que puede colapsar el sistema sanitario en la zona atlántica, agregó que la solución no puede ser la parálisis, en mensaje conclusivo hacia el ejecutivo provincial.
Casdadei dos semanas antes, había señalado algo parecido, pero llamando a la unidad. Tampoco el sanantoniense cerró todo, a pesar que los contagios no cesan.
El equilibrio entre la economía y el coronavirus se discute buscando anuencias, como aceptando las divergencias. Los intendentes lo saben bien. Conocen la realidad primaria de sus poblaciones. Ahí esta la discrepancia con el ejecutivo rionegrino.
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