Editorial: la otra realidad de la macroeconomía





La cruda realidad que enfrentamos como sociedad no puede ser ignorada ni subestimada. Los discursos políticos recientes han puesto de manifiesto una verdad incómoda: ninguno de los gobiernos hasta el momento ha logrado solventar la situación de la gente.
La pobreza se ha enraizado en nuestra sociedad, alcanzando niveles alarmantes, con casi el 60% de la población sumida en ella. Más aún, el 80% de los asalariados están por debajo de la línea de pobreza.
En el discurso de apertura legislativa pronunciado por Adrián Casadei, se evidenció el sombrío panorama que se avecina, especialmente en la zona sanantoniense. El relato sobre la cuestión social no es más que un presagio de lo que está por venir. El creciente número de pedidos de ayuda a la municipalidad refleja una realidad dolorosa: muchos de nuestros vecinos están luchando por llegar a fin de mes.
Casadei hizo un llamado a la paciencia, la escucha y la humildad por parte de sus funcionarios, reconociendo la urgencia y la gravedad de la situación. El escenario que se cierne sobre el municipio, con la falta de financiamiento y de recursos para el desarrollo social, es una realidad inminente que deberán afrontar.
La falta de trabajo es una de las problemáticas más acuciantes, exacerbada por la parálisis de la obra pública a nivel nacional. A pesar de los esfuerzos locales por mantener algunas construcciones con fondos propios, la situación es insostenible. Con el fin de las temporadas en la región, muchos se enfrentarán a un futuro incierto y desolador.
Además, los aumentos en las tarifas de servicios públicos añadirán una carga adicional a los ya castigados bolsillos de los ciudadanos. Esto, inevitablemente, repercutirá en las futuras negociaciones paritarias, a medida que la inflación y la insolvencia financiera se vuelven factores cada vez más preocupantes.
La actividad económica se ha contraído, lo que ha llevado a una disminución en las transferencias de fondos sumados a la eliminación de la ayuda nacional a las provincias. En este contexto, la propuesta de gobierno promovida por Javier Milei, lejos de unificar a la sociedad, parece abocada a la toma de decisiones unilaterales, sin consenso ni consideración por las consecuencias.
En contraposición, Alberto Weretilneck ha destacado los perjuicios que esta forma de gobierno acarrea para provincias como Río Negro. El recorte en áreas fundamentales como educación, seguridad, salud y obra pública solo agravará la situación, como ya se ha evidenciado en otros distritos patagónicos.
Sería la hora de dejar de lado las disputas partidistas y las agendas individuales, para trabajar en conjunto y encontrar soluciones reales y duraderas para los problemas que aquejan a nuestra sociedad, pero el Presidente demostró en su relato del viernes por la noche que solo vale la extorsión para la aprobación de leyes.
Pareciera que Milei no toma en cuenta que debe ser un líder responsable, de acciones concretas y de solidaridad hacia aquellos que más lo necesitan. Solo mira los números de la macroeconomía, de ella hace un showtime.
La realidad cotidiana es otra, mucho más dura, que no se ve desde arriba.

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