El sanantoniense Juan Dowbley representará a Río Negro en los Juegos Argentinos de Playa





Con 14 años Juan Dowbley será uno de los atletas más jóvenes de los Juegos Argentinos de Playa, promesa del kitesurf argentino, las miradas se posan sobre él. El joven sanantoniense tendrá su primera competencia oficial en Las Grutas.
Juan Dowbley tiene 14 años y en los primeros Juegos Argentinos de Playa 2016 competirá en casa, será el anfitrión del evento en su deporte, el kitesurf, que descubrió una mañana y cuando un chico que lo practicaba le dijo que tenía que “tomar mucha sopa” si quería subirse a una tabla corrió a su casa, a una cuadra del mar, y le pidió a su mamá que le preparara varios platos.
Desde aquella risueña anécdota, narrada con lujo de detalles por Iván Carpintero (“su inventor”, reconoce su papá Enrique), pasaron cinco años. Juan ya no pesa 20 kilos, toma sopa para sentirse invencible y perdura su desbordante afición por el mar, por las embarcaciones y por supuesto por su disciplina, persiguiendo sus sueños.
“Iba en un kayak ese día en San Antonio y sentí algo raro. Observé y me pregunté qué hacía una vela en el aire impulsando a un chico afirmado en una tabla. Me dio curiosidad y quise probar. Tomé la sopa, le pedí a mi papá que me llevara, nos presentamos al profesor Carpintero y así empezó todo”, recuerda Juan, que acaba de terminar primer año del colegio secundario sin llevarse materias y atrapado por las matemáticas.
Curiosamente nunca compitió en Las Grutas, el balneario distante 15 kilómetros de su ciudad donde se disputarán los Juegos, aunque “entrené y entreno a veces, los días que el profe nos arma la rutina, que en verano son de 3-4 horas. A diferencia de San Antonio, en Las Grutas los vientos soplan entre 3 y 5 nudos menos que suele afectar a las velas más grandes”, señaló.
Dicen que el kitesurf nació en octubre de 1977 cuando el holandés Gijsbertus Adrianus Panhuise lo patentó. En Argentina está en una etapa de pleno crecimiento y el Comité Olímpico Internacional (COI) ya lo incorporó como deporte olímpico, condición que tendrá en los hechos en 2018 cuando se realicen los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires.
En el horizonte de Juan Dowbley se advierten alentadoras perspectivas. A fuerza de un espíritu guerrero y arrolladoramente competitivo y una entrega que no conoce límites, ya se ganó un prestigio al imponerse en los campeonatos nacionales 2014 y 2015 en la modalidad freestyle (saltos y piruetas sobre la tabla), e iba primero en 2013 pero faltó a una fecha y se quedó sin título.
También rubricó su talento en su primera y única experiencia internacional, cuando ganó a una docena de rivales de distintos países en la playa El Yaque, en la venezolana Isla Margarita. “Fue un recuerdo imborrable, en las últimas vacaciones de invierno, por lo que representa viajar por primera vez fuera del país. Corrí en la especialidad race, con distintas velas, menos boyas”.
Observador voraz de cualquier programa o documental que se relacione con el mar, Juan suele escuchar rock nacional o rap y no le gusta el fútbol.
Tampoco tiene muy en cuenta cómo está en los rankings nacionales: “creo que tercero o cuarto en slalom y en freestyle, no me fijé bien” y recuerda la única experiencia en la que sintió miedo en el agua. “Fue en Mar del Plata, en mi primera carrera en race. Estaba a una milla y medio adentro y veía muy poco la costa. Competía con gente grande y experta y cuando giré en la primera boya, solo, lejos de los demás, advertí nubes de tormenta, rayos. Empezó a caer de todo del cielo, floté como pude con el kite inflado y la tabla a mi lado. Hasta que después de un rato, una moto de agua logró rescatarme. Estaba mareado. Fue un momento difícil”.
Se pronostica una competencia muy exigente entre los kitesurfistas en los primeros Juegos Argentinos de Playa. Mamá María Fernanda tendrá que preparar doble ración diaria de sopa. Papá Enrique será la fiel compañía de siempre. Iván sacará de su manual de sabiduría los últimos consejos. Y Juan encenderá su fuego de guerrero, apretará los dientes, se lanzará al agua y entregará todo. Como la primera vez.

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