No hubo acuerdo en el Plan de Manejo de Langostino

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Demasiados intereses contrapuestos llevaron al fracaso la reunión del CFP en la que se pretendía dejarlo aprobado. Por un lado se busca reencauzar la administración en la legalidad y por otro se tejen acuerdos trasnochados que no se ajustan a la Ley Federal de Pesca. La reunión terminó en escándalo.
 Las versiones que corrieron sobre la conformación del Plan de Manejo de Langostino fueron de un extremo al otro, desde aquellas que podían hacer pensar en que se buscaría reencauzar la administración pesquera a lo que dicta la normativa vigente hasta decisiones que darían lugar a nuevas aberraciones jurídicas. En definitiva y como era de esperarse no se acordó nada: los consejeros ser fueron levantado de a uno, primero Jorge Bridi de Río Negro, luego Francisco Di Leva de Buenos Aires y luego Adrián Awstin de Chubut, tras ser insultado por un armador marplatense de los que se presentaron hoy en las oficinas del CFP. Finalmente se levantó la sesión y quedó pospuesta para la próxima semana, pero es evidente que se requerirá de más tiempo y de un debate serio.
Entre las versiones que corrieron, sonó con fuerza que se buscaría modificar la eslora total para llevarla a 45 metros y así lograr que el José Américo de la firma Moscuzza pueda ingresar a la pesquería, aunque para lograrlo también deberían modificar la potencia de motor, que excede lo estipulado por la normativa vigente.
También se habló de que se otorgaría un cupo social a las provincias de Chubut y Santa Cruz que sería distribuido entre barcos sin permiso nacional para la especie pero que, pese a ello, se les permitiría pescar en aguas nacionales; una locura que no resiste ningún análisis bajo los parámetros de la Ley Federal de Pesca.
Respecto de las provincias patagónicas también circuló una fuerte versión de que se estaba negociando una ampliación de cupos. Esto implica una modificación de los permisos de pesca y habrá que esperar para ver de qué se visten para aprobarlo.
En lo relativo a los fresqueros se habló primero de una modificación en el peso de los cajones, llevándolos nuevamente a 15 kilos, pero luego se supo que el peso de 18 kilos en principio no sería modificado. El tiempo de alejamiento de puerto se mantendría en 96 horas y en estos dos puntos no sería más que mantener las normas vigentes.
Por otra parte, una de las noticias que convulsionó a los interesados en ingresar nuevos buques, fue que no se aprobarían nuevos proyectos pesqueros y que para dar tratamiento a reformulaciones sería necesario que los barcos contaran con historia de captura en la pesquería.
Esta última propuesta no hace más que ceñir la administración pesquera a lo dispuesto por la Ley Federal de Pesca, algo que no se hizo en los últimos tres años, cuando el Consejo Federal Pesquero aprobó reformulaciones que transformaron lanchas amarillas sin historia de captura en nuevos tangoneros o convirtió el cupo de poteros en cupo de langostino.
El problema aquí consiste en que las casi cuarenta reformulaciones aprobadas en estos últimos años deberían ser consideradas nulas por haberse otorgado fuera de la ley; o podrían los nuevos interesados recurrir a la autoridad de aplicación por no aplicarse igualdad de condiciones entre los actores. En este caso la revisión de todas las reformulaciones parece ser la única salida posible dentro de la legalidad.
Por el momento lo único que se tiene son dos posturas, una que se limita a encauzar la actividad dentro de las normas y la otra que propone nuevos delirios jurídicos carentes de legalidad; lo increíble es que ambas estarían conviviendo en un mismo Plan de Manejo. En el medio los nuevos actores de la pesquería, los costeros y fresqueros marplatenses, que buscarán mantener a ultranza lo que han conseguido.
Para llegar al Acuerdo del Golfo en 2006 se necesitaron tres años de debates en los que participaron autoridades provinciales, nacionales, investigadores y empresarios, tanto de Chubut como de Santa Cruz. Cuesta creer que se pueda de la noche a la mañana diseñar un plan serio que involucre además a todas las provincias con litoral marítimo que hoy participan de la pesquería. (Fuente: Karina Fernández Revista Puerto)

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