El propósito de este anteproyecto es general un lugar icónico en la localidad de las grutas, una obra que se convierta en un punto de atracción casi ineludible para cualquier visitante o turista y que simultáneamente integre a toda persona con discapacidad para facilitarle el acceso a la playa. El mismo fue realizado por el Ing. Carlos W. Occhiuzzi.
Una ciudad accesible para personas con capacidades diferentes
La ineludible realidad de la diversidad física y cultural en el ser humano, no debe impedir la digna integración social de las personas con discapacidad.
Cuando una ciudad impone un entorno material diseñado para estereotipos de perfección antropométrica, lo urbano, la arquitectura, el transporte y el universo de los objetos fuerzan al individuo a adaptarse a sus condiciones cuando debiera ser a viceversa.
La accesibilidad debe ser un beneficio para todos, con o sin discapacidad, primera condición de una sociedad justa e incluyente. La accesibilidad es una forma de ver al ser humano y una forma diferente de abordar los problemas de diseño y en general la arquitectura.
La localidad de Las Grutas, centro de atracción turística por excelencia en la provincia de Rio Negro, convoca a miles de personas durante y fuera de cada temporada.
Sin embargo ¿Cuántas personas discapacitadas no pueden llegar a la playa o directamente no viene a la ciudad debido a este impedimento? Para dimensionar la transcendencia del tema de la accesibilidad podemos citar, por ejemplo, que la convención internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad. Fue aprobada por la asamblea de las naciones unidas el 13 de diciembre de 2006 y tuvo como objetivo primordial otorgar protección a los derechos de alrededor de los 650 millones de personas con discapacidad que viven en el mundo. Esto nos permite dimensionar la magnitud del tema.
Por otra parte, no es necesario ir tan lejos en esta reflexión. Resulta ser altamente recomendable, que todas aquellas personas que tenemos directa participación y responsabilidad en el diseño y construcción de una obra arquitectónica urbana (ingenieros, arquitectos, legisladores, funcionarios públicos, empresarios, constructores, etc.) tengamos presente, que, en algún momento de nuestras vidas pasaremos también – a conformar el grupo llamado de la “tercera edad”. Por extensión que tengamos presenta que toda persona llegará a esta condición.
En buena medida la accesibilidad inclusiva y su integración simultánea con el entorno recreativo son una especie de imperativo categórico social y moral.
Imperativo que de concretarse sin dudas dará más fortaleza al perfil social y turístico de la localidad y un nuevo impulso a la actividad de la comunidad.
Por eso, resulta casi un desatino no comenzar a preocuparnos desde ya, de cómo enfrentaremos en el futuro los obstáculos que tantos problemas generan a aquellos que son discapacitados en tiempo presente.
Por “barrera arquitectónica” debe entenderse todo obstáculo que entorpezca, impida o simplemente dificulte a las personas con discapacidad (o de la tercera edad) su libre desplazamiento en lugares de uso público, sean estos espacios exteriores o interiores.
En el caso de nuestra localidad balnearia, el desnivel natural impuesto por la naturaleza desde el acantilado a la playa, en una barrera muy grande e infranqueable para muchas personas con discapacidad. No podemos dejar de pensar que esto también excluye un porcentaje importante de turistas que por esta razón no visitan o no se alojan en esta localidad.
Comodidad y armonía
Lograr la accesibilidad sin menoscabo de la calidad medioambiental y generar un espacio y entorno con valor paisajístico de interés, respetando un ambiente estrictamente natural
La creación de este espacio proveería ventajas y la posibilidad de realizar actividades de descendimiento como la contemplación del entorno paisajístico desde una posición privilegiada, fotografía, avístaje de aves y cetáceos. Encuentro familiar. O inclusive como un posible patio de bebidas o plataforma para recitales y shows culturales.
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