Por gentileza de mi amigo “Monocho” Migone tengo dedicado su primer libro de relatos y poemas “Bienvenidos a mi realidad”.
En la contratapa podemos leer un comentario de María Rosa Bordón que dice: “He descubierto un gran escritor en Mario Monocho Migone, con una gran sensibilidad en sus poemas y relatos. Describe cada lugar, cada vivencia, cada historia, de una manera que una se queda pensando en esos lugares, en esa gente, en esas historias que fueron rescatadas una a una para armar una trama de emociones”.
Y es así. Cada relato, cada poema nos transporta a sus ricas vivencias, a su familia, a su trabajo, a sus viajes y a esos protagonistas pioneros tanto de Las Grutas como de San Antonio Oeste.
Conocedor por su trabajo de rutas, sendas y picadas recrea y trae a la memoria paisajes y personajes sobre todo de la meseta de Somuncurá y de la región sur.
Dejando páginas imborrables del trabajo vial en el “camino de la costa” que lo tuvo por protagonista. O como pulpero aficionado en las aguas del Puerto.
Tuvo la gentileza de nombrarme en alguna de sus páginas, sobre todo en un relato ¿imaginario? Sito en el paraje de Aguada Cecilio, precisamente en el ya famoso “cerrito amarillo”, que según la leyenda hay en él enterrado un plato volador y por eso tiene esa forma característica.
Uno de los temas recurrentes en Monocho es el paso de los años y la nostalgia por aquellos amigos que se adelantaron en el camino y ya no están.
Recuerdos de Las Grutas cuando había que llegar sin buenos caminos, apenas una senda, y su primera casita, que aún hoy conserva.
Por eso en uno de sus poemas dice “Nos encontraremos, tal cual nos fuimos, / en ese lugar donde el tiempo se detiene, / donde, con las fronteras, ambos no existen, / donde se prosiguen las charlas inconclusas, / donde, indefinidamente, todo es calmo, / todo parece flotar / suavemente…”
“Nació den Perito Moreno, provincia de Santa Cruz, en 1951. Reside desde sus cinco años en San Antonio Oeste, provincia de Río Negro”.
“Se desempeñó principalmente, y desde muy temprana edad, en la actividad vial y por casi cincuenta años, aprendiendo y luego ejecutando caminos desde la jarilla hasta lo que hace más cómodo su tránsito”.
“Tiene tres hijos: Mario Ariel, Diego y Guillermo. Hoy vive con su esposa, Celia Viviana García, frente al querido mar y en él, por siempre, San Antonio Oeste”.
Un libro más con sabor a polvo de los caminos, a viento patagónico y como telón de fondo el maravilloso sonido de las olas del mar. (Jorge Castañeda Escritor – Valcheta)
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