Entrevista a la periodista científica Nadia Luna “Hay que desconfiar de los títulos que generan mucha emoción”





Las fake news y la infodemia, son dos palabras que aún son subrayadas en rojo por los procesadores de texto y sin embargo resultan tan habituales y cotidianas para nuestra cuarentena. Es que en tiempo récord vimos cómo las redes sociales se regaron con noticias falsas y los televisores se inundaron de información no chequeada. Por eso, desde el Gobierno Nacional, desde instituciones de ciencia y de salud y desde varias organizaciones y colectivos de periodistas y comunicadores, se lanzaron múltiples campañas y propuestas para intentar frenar y mitigar esta circulación pandémica de rumores y mentiras.

A partir de una propuesta de la asociación civil Wikimedia Argentina, la Red Especie, integrada por comunicadores y comunicadoras de ciencia y tecnología de todo el país, elaboró un decálogo para comunicar contenidos científicos. En esta entrevista, Nadia Luna, comunicadora en la Agencia TSS de la Universidad de San Martín e integrante de la Red Especie, nos orienta para encontrar las claves de una comunicación científica profesional y honesta en tiempos de COVID-19.

 ¿Cuáles son las consecuencias de informar mal en este contexto de pandemia?

Existen riesgos si se comunica mal en este contexto. Siempre hay que tener cuidado, en temas de salud cuando se habla, por ejemplo, de un tratamiento o de una posible cura o de la búsqueda de una vacuna porque esto puede generar falsas expectativas en la gente. No estoy diciendo que no vaya a existir una vacuna, sino que se debe ser precavida. Desarrollarla llevaría mucho tiempo. Es un proceso largo de investigación y tiene varias etapas. Pasa por una fase de laboratorio, después por una fase de prueba en animales y luego por varias etapas de prueba en humanos. Todo esto en general tarda años. En este contexto de pandemia vemos que la ciencia está avanzando más rápido, pero aun así lleva tiempo. Hay muchos aspectos a considerar cuando se busca brindar información basada en evidencia científica y no en especulaciones. Todo el tiempo leemos o vemos noticias del tipo: ¡Descubren la cura contra el cáncer! Cuando en realidad estamos hablando de una investigación específica en una célula determinada, para un cáncer particular. Y eso es muy importante aclararlo para no jugar con la expectativa de la gente.

inn

¿Qué criterios deben tenerse en cuenta para poder distinguir una noticia científica falsa?

Hay algunas cuestiones básicas como identificar el autor o autora y el medio de donde proviene la noticia. Ver qué tipos de nota publica habitualmente y qué fuentes utiliza para decir lo que dice: si utiliza fuentes oficiales o expertas.

Como regla general, hay que desconfiar de los títulos que generan mucha emoción. Las fake news utilizan este recurso para causar mayor impacto en el público y propagarse. Si te genera mucha emoción, buscala en otros medios porque a lo mejor no era tan así o es una noticia que esta exagerada. Recomiendo recurrir a la plataforma oficial Confiar, lanzada por la Secretaría de Medios y Comunicación Pública, dependiente de la Jefatura de Ministros de la Nación, que busca brindar herramientas para identificar noticias falsas y gran parte de su contenido científico es elaborado por un equipo de científicos del CONICET, denominado Ciencia anti fake news- COVID-19.

¿Cuáles son los elementos más importantes a la hora de comunicar noticias de ciencia en este contexto particular?

En el periodismo y en la comunicación de la ciencia hay dos elementos claves. La rigurosidad y el chequeado de fuentes. Si bien son elementos que deberían estar presentes en todo tipo de comunicación, siempre fueron una característica del periodismo científico por la precaución de no generar falsas expectativas y por la necesidad de anunciar el estado en el que se encuentra la investigación de la que se habla. Estas buenas prácticas en un contexto de pandemia deberían no solo estar presentes, sino reforzarse. Esta coyuntura es un momento único para el periodismo. Como comunicadores de la ciencia debemos aprovechar este tiempo para poner a la ciencia, a la tecnología y a la salud en el centro de los medios de comunicación pero siempre comunicando de forma responsable. En este contexto, existe la necesidad de comunicar todo el tiempo algo sobre el COVID 19 y entonces hay que ser precavido. Creo que a veces es mejor no decir, que informar algo que no esté chequeado.

¿Es este el momento adecuado para que el periodismo científico reclame más espacio y protagonismo en los medios de comunicación?

Hay que aprovechar el contexto para revalorizar el rol del periodista científico como una figura permanente en los medios. Pero de todos modos, no creo que sucedan grandes cambios en la forma de hacer periodismo ni que el periodismo científico ocupe tantos nuevos espacios en los medios, cuando la pandemia termine. Quiero ser optimista. Así como esta situación que estamos atravesando hizo que se note más la importancia de invertir en ciencia y salud, a lo mejor, también ponga en evidencia la necesidad de contar con periodistas científicos que comuniquen de manera rigurosa.

 ¿Por qué crees que las noticias no llegan a todos lados?

La comunicación de la ciencia sigue estando metida dentro de un nicho. Si bien el objetivo es lograr que llegue a más gente, en muchos casos no termina de conseguirse. En parte tiene que ver con una mirada de los medios que piensan que este tipo de noticias no llaman la atención, o no generan muchos clicks, pero también se relaciona con un reclamo recurrente a los investigadores de quedarse en el laboratorio y no salir a contar lo que hacen. Finalmente, sucede con los periodistas, con los comunicadores, o por lo menos, a mí me pasa, que lo que cuento en mis notas no llega a todos los públicos y mayormente es consumido, solo dentro del ámbito académico. Creo que tenemos que trabajar en cómo desterrar prejuicios y buscar nuevas maneras de comunicar. Pensar en cómo interesar a un público más amplio y aceitar más y mejor ese puente que hace de nexo, entre la comunicación, la universidad, las instituciones de ciencia y los barrios. Este diálogo que no termina de ser fluido, sería muy interesante que suceda.

Por Alejandro Cannizzaro y Diego Núñez de la Rosa CONICET-CENPAT

QUÉ TE GENERA ESTA NOTICIA



Artículo anteriorLa empresa estatal rionegrina PROFARSE con cifras históricas de producción de alcohol en gel
Artículo siguienteMunicipio trabaja en la costanera de Las Grutas y San Antonio