Dedos en garra. Causas y tratamientos.

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Los dedos en garra son una deformidad que se produce en los dedos de los pies. Como curiosidad, el nombre de esta patología está relacionado con el aspecto físico del pie ya que esta deformidad hace que este se asemeje a la garra de un animal. Es una deformidad que consiste en la flexión excesiva de las articulaciones proximales y distales de los dedos.

¿Cuáles son sus causas?

La causa más frecuente de los dedos en garra es un desequilibrio muscular y/o tendinoso. Este desequilibrio, que conduce a la flexión del dedo del pie, se debe a modificaciones mecánicas (estructurales) del pie. Los dedos en garra con frecuencia se agravan por el uso de zapatos que no se adaptan a la forma del pie, por ejemplo, zapatos que aplastan los dedos de los pies en la punta del mismo. En determinados casos, los zapatos mal adaptados pueden ser incluso la causa de la contractura responsable de la aparición de los dedos en garra.

Síntomas.

Los síntomas de los dedos en garra producen:

  • Dolor y/o irritación del dedo afectado al utilizar zapatos.
  • Aparición de callos y durezas (engrosamiento de piel) en la parte superior, en el lateral, en el extremo del dedo, o entre dos dedos. Estos callos están causados por el frotamiento continuo contra el zapato. Pueden ser blandos o duros, en función de su ubicación.

Los callos y las durezas pueden ser dolorosos y hacen que cueste encontrar zapatos cómodos. Incluso en ausencia de callos o durezas, un dedo en garra puede ser doloroso porque la propia articulación se encuentra afectada.

Tratamiento.

Los dedos en garra son generalmente deformaciones corregibles, pero que se van agravando progresivamente con el paso del tiempo. En los primeros estadios, los dedos en garra son flexibles y los síntomas generalmente pueden ser tratados mediante tratamientos no quirúrgicos: plantillas personalizadas, estiramiento de los músculos extensores y flexores y uso de ortesis de silicona a medida. Pero si no se tratan, las deformaciones pueden hacerse más rígidas y entonces hay que recurrir a la intervención quirúrgica.

Dr. Edgar Torres, traumatólogo, Hospital A. Serra.

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